Un año más aquí estamos, pertenecemos a la Asociación Cultural Antitaurina de Ciudad Real y a la protectora AnimAlcázar y somos conscientes de que debemos seguir poniendo nuestra voz para acabar con la Tauromaquia, pero igualmente sabemos que su fin cada día está más cerca. Y lo conseguiremos: ¡Aboliremos la Tauromaquia!

Y es que, la violencia sea cual sea su víctima es violencia, no se puede subvencionar, ni promover, ni disfrutar, hay que rechazarla. Se acabó hace muchos años la lucha de gladiadores enfrentándose a animales, y nos hemos quedado con un resquicio patético y arcaico de esa práctica, en el que las masas igual que antaño acuden a ver un espectáculo grotesco, rebosante de sangre, dolor, agonía y muerte.

Que una práctica venga enmarcada en una tradición no nos dice nada sobre su justificación ética. El sacrificio ritual del toro durante la corrida conlleva un grado de sufrimiento y destrucción del animal incompatible con una conciencia civilizada. No disfracemos su brutalidad y falta de humanidad, las corridas de toros son una barbarie. Por no hablar de los ejecutores de dicha violencia, aquellos que se hacen llamar con orgullo «matadores», pero que nunca serán maestros por mucho que utilicen esa palabra. No vamos a permitir que una profesión tan bonita y tan necesaria como la del Maestro sea ensuciada con la violencia que enmarca la Tauromaquia. Sois matadores pero jamás seréis maestros.

La evolución humana y como Sociedad sirve para poder mirar el pasado de forma crítica mantener aquello que sea válido y eliminar aspectos que conlleven sufrimiento, dolor, violencia y daño a cualquier ser sintiente. Porque los toros sí sienten dolor y sufren exactamente igual que un humano,  y en las corridas de toros se les produce una tortura y agonía de más de media hora hasta acabar con su muerte. Sin  olvidar a los pobres caballos utilizados por los picadores y rejoneadores (que si no mueren en la plaza) en cada corrida sufren traumatismos y en muchísimas ocasiones acaban muriendo por las heridas y golpes.

Y aunque reconocemos que la Tauromaquia es una tradición (que hay que abolir), nunca aceptaremos que se le llame Arte ni Cultura. El arte y la cultura supone creación no destrucción, nos enseña y educa no nos embrutece, supone belleza no sangre y dolor, eleva los sentimientos y la vida no la destruye. Como dijo Unamuno:“No creo que trajera trastornos de ninguna clase la supresión de las corridas y sí muchos beneficios”.  Carolina Coronado poeta, sobre la Tauromaquia dijo: «No me parece comprensible que una sociedad que pretende ser humanista y moderna siga regocijándose en un rito tan bárbaro» o Ramón y Cajal quién dijo: «Me enorgullezco de no haber figurado nunca entre la clientela especial de las corridas de toros».

Y es que en realidad desciende el interés por este espectáculo medieval de tortura y muerte. En España, según el Ministerio de Cultura (datos de 2022) la asistencia a los festejos taurinos, se ha desplomado ya que si los datos de asistencia del año pasado se comparan con los de quince antes, cuando los festejos taurinos llegaban a atraer a casi el 10% de la población: ese porcentaje ahora no llega al 2%. Por lo que solo se mantiene la Tauromaquia por el dinero que se inyecta en modo de subvenciones europeas, nacionales, autonómicas y locales. No hay justificación para el apoyo gubernamental a la tauromaquia ni desde una perspectiva democrática, ni tampoco desde una perspectiva ética. Es urgente un amplio debate público  que implique un compromiso explícito e inequívoco sobre el problema taurino por parte de los partidos políticos y sus programas electorales.

Y no queremos irnos sin hablar de los menores, los mencionamos en cada manifestación pero es que nos espanta ver la poca protección a la infancia que existe en España. No podemos olvidar ni dejar de recordar que el Comité de los Derechos del Niño de la ONU instó a España a prohibir el acceso y la participación de los menores de 18 años en los espectáculos taurinos, a fin de prevenir los efectos nocivos de la violencia de la tauromaquia sobre la infancia y la adolescencia.

Como sociedad debemos proteger a nuestra infancia y adolescencia de los contenidos y prácticas que conlleven distintas modalidades de violencia, tales como:  criminalidad, asesinato, tortura, pornografía…Sin embargo, las corridas de toros son el único espectáculo violento en el que se permite la entrada a menores, sin importarnos cómo afectan esos actos de maltrato animal  a la construcción de la personalidad de las niñas y de los niños.

No hay que olvidar que existen corrientes pedagógicas que fomentan y valoran positivamente la empatía y conexión de la infancia con los animales, a través de una actitud de respeto y cuidados, convirtiéndose en un recurso socializador e incluso terapéutico.

En contraposición tenemos a las escuelas taurinas subvencionadas con recursos públicos se enseña a “torturar” a animales, a pesar de que la educación basada en la crueldad animal se opone radicalmente a los valores educativos de no-violencia, y de dignidad y respeto hacia los animales.

Como conclusión, mostramos nuestro rechazo hacia la Tauromaquia en todas sus modalidades porque son actos de maltrato animal que deberían estar incluidos dentro del código penal. Y aunque sabemos que la Tauromaquia acabará más pronto que tarde, hasta que esto suceda, nos tendréis enfrente.

Nota de Asociación Cultural Antitaurina de Ciudad Real

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