Cientos de palestinos se congregaron en el norte de la Franja de Gaza, elevando sus voces en una protesta sin precedentes contra Hamás, exigiendo un fin a la prolongada guerra que ha devastado sus vidas y hogares. En un acto poco común de disidencia pública hacia la milicia que ha mantenido un control férreo sobre Gaza desde 2007, los manifestantes corearon «Hamás fuera», marcando una crítica abierta hacia el grupo en medio de un contexto de intensos conflictos y sufrimiento causados por la reciente invasión israelí de dos años de duración.
El enclave de Gaza, sumido en la desolación por los constantes ataques, ha visto una de las peores formas de devastación en su extremo norte. Las imágenes compartidas en redes sociales mostraban a los ciudadanos desfilando por las calles polvorientas, pasando junto a edificaciones arrasadas, mientras sostenían carteles que clamaban «Basta de guerras» y entonaban «No queremos guerra». Este llamado resonó con fuerza particular en Beit Lahiya, donde la destrucción proporcionó el sombrío telón de fondo para una rara exhibición de descontento popular.
El conflicto, que ha costado las vidas de más de 50.000 palestinos según algunas estimaciones, ha obligado a cientos de miles de residentes a huir hacia el sur de Gaza, buscando refugio lejos de la furia de los tanques israelíes. Aunque un breve alto al fuego había ofrecido un fugaz respiro, permitiendo el regreso de algunos desplazados, la reanudación de la ofensiva israelí el 18 de marzo ha sumergido nuevamente a la región en el terror. Las órdenes de evacuación se renovaron y desde entonces, más de 700 personas, en su mayoría mujeres y niños, han perdido la vida.
La helmática realidad de Gaza bajo Hamás ha sido una de represión y limitadas libertades. Desde su ascenso al poder en 2007, tras desplazar al partido Fatah del presidente palestino Mahmoud Abbas, Hamás ha gobernado con un control casi total, dejando poco espacio para la oposición o la disidencia. El miedo a las represalias ha silenciado a muchos, pero las recientes protestas sugieren un cambio, una creciente frustración entre los palestinos deseosos de paz y un futuro mejor.
Mientras tanto, la comunidad internacional sigue con atención estos desarrollos, anticipando las respuestas de Hamás y las implicaciones para la ya tensa relación entre Israel y Gaza. La audaz exhibición de descontento público por parte de los habitantes de Gaza marca un momento significativo, recordando al mundo la complejidad de las dinámicas de poder en la región y el anhelo indomable de su gente por la libertad y la paz.