Malestar en Marruecos tras la llegada de un navío militar israelí a Tánger suscita controversia nacional

La llegada del buque de desembarco INS Komemiyut de la Marina de guerra de Israel al puerto de Tánger a principios de junio ha generado una oleada de indignación en Marruecos, país donde las protestas contra la invasión israelí de Gaza son frecuentes y multitudinarias. Entre el 6 y 7 de junio, el INS Komemiyut atracó en Tánger Med para reabastecerse de combustible y alimentos, una maniobra que no pasó desapercibida a pesar de que la embarcación apagó su transpondedor al entrar en aguas marroquíes, una táctica usualmente destinada a evitar la detección.

El diario económico israelí Globes fue quien sacó a la luz esta escala, que supone una afrenta para muchos marroquíes. Las reacciones no se hicieron esperar, llenándose las redes sociales y la prensa de comentarios desfavorables hacia el acto, intercalándose con muestras de apoyo hacia el Gobierno de España, que en mayo rechazó la escala del carguero danés Marianne Danica, llevando 27 toneladas de explosivos hacia Haifa, en el puerto de Cartagena.

Esta situación pone en evidencia las complejas relaciones internacionales y la opinión pública frente a los conflictos bélicos. Mientras algunos aplauden la firmeza del Rey Felipe VI de España por no contribuir a lo que consideran una agresión hacia los musulmanes, otros lamentan la actitud de las autoridades marroquíes y la comparan desfavorablemente con el ejemplo español.

El barco, con 90 metros de eslora y proveniente de los astilleros de Pascagoula (EEUU), es parte de una nueva estrategia de la Marina israelí para fortalecer sus capacidades de desembarco rápido, algo criticado vehementemente por voces dentro de Marruecos, como Rachid Boutarbouch, intelectual islamista, y el Frente Marroquí de Apoyo a Palestina, quienes ven en esta maniobra un desafío directo a la Corte Internacional de Justicia y un estímulo al conflicto en la región.

Este incidente no solo ha suscitado una respuesta en las calles, sino que también ha repercutido en eventos culturales como el festival de música Mawazine de Rabat, que ha visto disminuida su afluencia de público en señal de protesta. A pesar de que las relaciones diplomáticas y comerciales entre Marruecos e Israel parecían avanzar favorablemente desde su oficialización en 2020, este episodio demuestra que el apoyo a la causa palestina sigue siendo un asunto de profundo sentimiento y división entre los marroquíes.

Este acontecimiento también sirve de recordatorio sobre la precaria naturaleza de las alianzas y la percepción pública frente a los dilemas éticos y políticos que enfrentan las naciones involucradas en conflictos regionales. Mientras tanto, la comunidad internacional observa de cerca cómo se desarrollan estos eventos, consciente de que la estabilidad en la región pende de un hilo.

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