Recientes informes sobre la conversación entre Nicolás Maduro y Donald Trump el pasado 21 de noviembre revelan que el presidente venezolano consideró la posibilidad de renunciar y abandonar el país, pero con varias condiciones que la Casa Blanca no aceptó. Durante la breve llamada, Maduro solicitó amnistía para él y su familia, el levantamiento de sanciones, y el cese de acciones legales en su contra, propósitos que no encontraron eco en el gobierno estadounidense.
Entre las demandas específicas, Maduro propuso que la vicepresidenta Delcy Rodríguez liderara un gobierno interino provocando nuevas elecciones, lo que permitiría al chavismo conservar su grip sobre las instituciones estatales. Sin embargo, Washington solo mostró disposición a ofrecer un salvoconducto temporal para que Maduro y su familia abandonaran Venezuela, condición que no fue aceptada, llevando a Trump a declarar el cierre del espacio aéreo venezolano como un ultimátum fallido.
El contexto de la llamada estaba marcado por la creciente presión militar y diplomática de EE. UU., que había designado a la cúpula del gobierno venezolano como terroristas. Aunque se han intensificado las operaciones contra el narcotráfico en la región, un funcionario estadounidense sugiere que aún hay espacio para una salida negociada, aunque el camino requiere cambios significativos en la postura del gobierno de Caracas. En respuesta, Maduro aseguró que el país permanece unido, mientras que la administración Trump convoca al Consejo de Seguridad Nacional para discutir futuros pasos.
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