Macron respalda firmemente la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, superando el apoyo previo de Sánchez

En un movimiento diplomático que ha capturado la atención de la comunidad internacional, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha realzado las festividades de la Fiesta del Trono en Marruecos con un gesto de considerable alcance político. Al conmemorar el 25 aniversario del reinado de Mohamed VI, Macron ha brindado un apoyo explícito a la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, marcando un momento significativo en las relaciones entre Francia y Marruecos y abriendo un nuevo capítulo en el prolongado conflicto territorial.

Este apoyo, manifestado a través de un mensaje que el Elíseo ha hecho llegar al monarca marroquí, no solo subraya la importancia de Marruecos para Francia sino que también señala una evolución en la postura francesa respecto al contencioso del Sáhara Occidental. Aunque no es un reconocimiento total de la soberanía marroquí, como el llevado a cabo por el presidente estadounidense Donald Trump en 2020, la declaración de Macron se acerca notablemente a esa posición.

Macron ha delineado que el futuro del Sáhara Occidental debe ser resuelto bajo la soberanía marroquí, negando así la opción de autodeterminación que Naciones Unidas había previsto en sus resoluciones. Esta postura de Francia, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, sugiere un alineamiento con la propuesta de autonomía del territorio bajo soberanía marroquí como única solución al conflicto.

Además, Macron ha prometido apoyar a Marruecos en sus esfuerzos por desarrollar económicamente el Sáhara y ha animado a las empresas francesas a invertir en la región, lo que indica un compromiso de Francia no solo en lo diplomático sino también en el plano económico.

Este apoyo de Francia llega en un momento particularmente delicado, justo cuando Francia se encuentra en un periodo de transición gubernamental y en medio de los Juegos Olímpicos, lo que ha sorprendido a los círculos diplomáticos. La elección del momento sugiere una posible presión por parte de Marruecos y compromete al futuro gobierno francés, cuya orientación política aún está por definirse tras las elecciones de julio.

El respaldo dado a Rabat por parte de Francia se suma al giro en política exterior experimentado por España hace más de dos años, y marca un hito en la serie de cambios que Marruecos ha ido consiguiendo en su favor respecto a la política exterior de varios países europeos. Este movimiento de la diplomacia francesa ha generado ya reacciones, siendo una de las más destacadas la de Argelia, que ha expresado su “profunda desaprobación” ante la decisión francesa, señalando las profundas repercusiones que podría tener esta posición en las ya tensas relaciones bilaterales.

Marruecos, por su parte, ha demostrado una vez más su habilidad para maniobrar diplomáticamente y lograr concesiones de sus socios europeos en su mayor tema de política exterior: la soberanía sobre el Sáhara Occidental. La decisión de Francia no solo pone fin a tres años de tensiones diplomáticas entre Francia y Marruecos sino que también posiciona a Rabat en un lugar privilegiado respecto al futuro del Sáhara Occidental, al tiempo que plantea interrogantes sobre los próximos pasos de Argelia y cómo afectará este desarrollo a las dinámicas regionales en el norte de África y más allá.

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