El primer ministro en funciones de Francia, Sébastien Lecornu, ha anunciado su renuncia tras apenas 27 días en el cargo, marcando un nuevo capítulo de incertidumbre en el ya convulso panorama político del país. En una entrevista, Lecornu sugirió al presidente Emmanuel Macron que evite la realización de elecciones legislativas anticipadas y que designara un nuevo jefe de Gobierno en un plazo de 48 horas. A pesar de su salida, Lecornu expresó que existen todavía «posibilidades reales de acuerdo» para estabilizar la situación política.
La crisis se desencadenó tras tensiones con Los Republicanos, aliados del gobierno, que estaban inquietos por conformaciones recientes en el gabinete, especialmente tras la incorporación de Bruno Le Maire. Esta situación llevó a la fragmentación de apoyos parlamentarios, lo que Lecornu consideró insostenible para el gobierno: «No se dan las condiciones para gobernar». Macron, al aceptar su dimisión, le pidió encabezar negociaciones finales con las fuerzas políticas para preservar la estabilidad.
La respuesta de la oposición ha sido contundente, con líderes como Marine Le Pen exigiendo la disolución de la Asamblea y anticipando mociones de censura. En contraste, los socialistas han mostrado disposición a colaborar, siempre que haya un giro hacia la izquierda. Mientras tanto, el oficialismo vive un desconcierto profundo, evidenciado por la confusión de figuras destacadas del macronismo sobre el rumbo de la administración. La situación se complica y el futuro del gobierno depende del desenlace de estas negociaciones en las próximas horas.
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