Los talibanes culpan a Hazaras y a espionaje extranjero por el atentado contra turistas españoles

En un dramático incidente en Afganistán, un ataque contra turistas extranjeros en la ciudad de Bamiyán este viernes dejó un saldo de seis personas fallecidas. Entre los heridos se encuentra una ciudadana española, quien actualmente se encuentra en estado crítico pero estable en uno de los hospitales más reputados de Kabul. Por razones de seguridad, el nombre del hospital permanece en anonimato, pero se sabe que la salud de la paciente es reservadamente optimista. «Es mayor y ha pasado por una cirugía muy complicada, pero es fuerte. Hay buenas posibilidades», relata una fuente vinculada a los talibanes.

La tragedia también involucró a ciudadanos de Noruega, Lituania y Australia, mientras que dos españoles más, miembros del mismo tour organizado, lograron salir ilesos del incidente y se espera su regreso inminente a España. El Ministerio de Exteriores español ha tomado cartas en el asunto, enviando diplomáticos a Kabul con una triple misión: acompañar a la herida, repatriar los restos de las víctimas y esclarecer las circunstancias del atentado.

Las informaciones preliminares apuntan a que uno o más tiradores atacaron específicamente al grupo de extranjeros mientras estos realizaban compras en el bazar. El Ministerio del Interior afgano confirmó la detención de siete individuos en relación con el evento, sin adentrarse en detalles sobre los posibles autores intelectuales del ataque. Ningún grupo ha reivindicado la responsabilidad hasta el momento.

Contrariamente, fuentes talibanes han empezado a señalar posibles culpables, indicando que uno de los detenidos, alegadamente parte de la etnia hazara y de confesión chií, podría ser el responsable directo del ataque a los turistas. Esta revelación siembra tensiones en la ya frágil dinámica etnopolítica de Afganistán, marcada por el histórico antagonismo entre los hazaras chiíes y los talibanes suníes, mayoritariamente pastunes.

El reporte incluye la identificación de un sospechoso que al parecer intentó huir del lugar y fue localizado con un arma de fuego y munición. Informaciones de fuentes de seguridad talibán sugieren que detrás del atentado podría estar involucrada una agencia de inteligencia extranjera, aunque esta afirmación aún no ha sido verificada de forma independiente.

El suceso tiene lugar en un momento en que los talibanes, que retomaron el control de Afganistán en agosto de 2021, intentan proyectar una imagen de estabilidad y seguridad en un esfuerzo por atraer turistas internacionales. La reciente inauguración del Instituto de Turismo y Hospitalidad se suma a estas acciones, aunque el atentado podría socavar severamente estos intentos.

El aumento en la seguridad talibán ha sido marcado, con el gobierno asegurando tener bajo control la situación de seguridad interna, pese a ataques esporádicos de células de resistencia en algunas zonas del país. Figuras públicas del actual régimen talibán han salido a denunciar el uso de turistas como blancos de ataques por motivos políticos, subrayando los esfuerzos del país por avanzar hacia una mayor estabilidad y seguridad después de décadas marcadas por el conflicto y la violencia.

Este acontecimiento subraya la complejidad y la volatilidad de la situación en Afganistán, donde a pesar de los esfuerzos por promover la paz y recuperar la normalidad, las amenazas de violencia y terrorismo siguen presentes, afectando tanto a ciudadanos locales como a visitantes extranjeros.

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