Los Servicios de Farmacia de los hospitales públicos dependientes del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha prepararon un total de 129.287 dosis de medicamentos para más 7.531 pacientes oncohematológicos durante el pasado año.
Los centros hospitalarios de la región cuentan con áreas clínicas de Farmacia oncohematológica en los que se realiza el seguimiento farmacoterapéutico integral de estos pacientes con calidad y seguridad.
La misión de los farmacéuticos oncohematológicos es proveer de atención farmacéutica de calidad para conseguir el máximo beneficio clínico y contribuir a mejorar los resultados en salud de una manera eficiente.
En este sentido, el valor que aporta la figura del farmacéutico hospitalario en este proceso comprende desde la validación de la prescripción hasta la evaluación de resultados de los tratamientos administrados.
Así, estos profesionales validan todas las prescripciones de pacientes oncohematológicos antes de su administración –inclusive los antineoplásicos orales–, considerando los datos clínicos de los pacientes y los protocolos aprobados en el hospital.
La validación farmacéutica incluye la revisión del estado funcional del paciente, alergias, el cálculo de dosis según parámetros antropométricos y ajustes según situaciones clínicas (función renal, hepática, hemograma), dosis máxima, medicación de soporte, indicación y árboles de decisión según patología y biomarcadores.
“Los tratamientos oncológicos son totalmente individualizados, ya que además de prescribirlos en función de las características clínicas del paciente, se hace en función de sus condiciones físicas”, ha explicado la doctora Ana Rubio, responsable del área oncohematológica del servicio de Farmacia del Complejo Hospitalario de Toledo, quien ha añadido que los tratamientos se deben acondicionar para su administración correcta en el Hospital de Día o en su domicilio si así lo permitiera la preparación.
En cuanto a los tipos de tratamiento farmacológico del paciente oncológico, la doctora Rubio indica que actualmente existe una amplia disponibilidad de opciones terapéuticas, entre las que se encuentran la hormonoterapia, radioterapia e inmunoterapia, entre otras.
La hormonoterapia consiste en la administración de fármacos, habitualmente por vía oral o a veces subcutánea o intramuscular, cuyo objetivo es interferir con la acción inductora que ejercen las hormonas en algunos tumores, mientras que con la radioterapia se pretende eliminar las células tumorales en el área locoregional del tumor, mientras se preserva la integridad de los tejidos circundantes.
Por su parte, la inmunoterapia es un tipo de tratamiento contra el cáncer que se basa en la utilización de fármacos que aumentan o mejoran la respuesta inmune del organismo contra las células cancerosas. En la actualidad, este tipo de tratamiento ha representado un avance sustancial en el ámbito oncohematológico.
Facilitar la continuidad asistencial
El farmacéutico oncohematológico participa en los programas de evaluación de resultados de la terapia antineoplásica, la efectividad, seguridad y los resultados percibidos por el paciente. También facilita la continuidad asistencial contactando con profesionales sanitarios de los diferentes niveles de salud.
Tal y como ha informado la coordinadora del Servicio de Farmacia del Hospital General Universitario de Ciudad Real, Marta Rodríguez, una de las funciones más importantes del farmacéutico hospitalario es “liderar, desarrollar e implantar las actuaciones dirigidas a mejorar la seguridad del sistema de utilización de los medicamentos oncohematológicos en el hospital”.
Para ello, los Servicios de Farmacia de los hospitales tienen como objetivo incorporar nuevas tecnologías que garanticen la trazabilidad y mejoren la seguridad en el proceso de preparación de este tipo de medicamentos y también en el sistema de administración.
Además, Rodríguez ha recordado que los Servicios de Farmacia de los hospitales de la región disponen de sistemas de gestión de calidad certificados por entidades externas del proceso de validación, preparación y dispensación.
Por otra parte, estos profesionales participan activamente en los procesos de evaluación y selección de medicamentos oncohematológicos utilizados en su hospital, basados en la evidencia científica. También participan en el desarrollo de protocolos y guías clínicas que incluyan medicamentos, en colaboración con los servicios de Oncología Médica y Hematología.
Los farmacéuticos oncohematológicos trabajan integrados en el equipo asistencial, teniendo definidas sus responsabilidades clínicas en el seno del equipo y participando en la toma de decisiones terapéuticas.
“La relación es continua y directa con el resto del equipo asistencial y con el paciente”, ha detallado Marta Rodríguez, quien, además, ha resaltado que durante la atención farmacéutica se realiza una entrevista clínica, con evaluación global de la terapia farmacológica y terapia alternativa, conciliación de medicación, adherencia y calidad de vida, además de participar en la prevención, monitorización y tratamiento de efectos adversos.