Las ‘pre-uvas’ han ganado popularidad en numerosas localidades de España, y Guadalajara no es la excepción. Este evento, que se ha establecido como una tradición, se convierte en una celebración infantil donde los más pequeños son los protagonistas. Este año, la festividad tuvo lugar con un adelanto de doce horas para dar la bienvenida al nuevo año, utilizando gominolas sin gluten en lugar de las tradicionales uvas.
Por motivos excepcionales, debido a las obras en el campanario de la torre del Ayuntamiento, este año las precampanadas se trasladaron a la Plaza de la Concatedral de Santa María. En este nuevo escenario, los niños se reunieron para compartir sus deseos para el 2024, rodeados por la alegría de padres y abuelos.
Entre los deseos más comunes que expresaron los pequeños se encontraban los juguetes, pero también otros más profundos, como el fin de las guerras, la salud, o simplemente volver al colegio y viajar con sus padres, como mencionó Miguel. Otro niño añadió su deseo de que no vuelva a ocurrir una dana, reflejando la preocupación de los más pequeños por el mundo que les rodea.
La Plaza de Santa María se transformó en un ambiente festivo, repleto de animación y juegos, con un speaker que asumió el papel de maestro de ceremonias. La jornada se caracterizó por una verbena familiar, en la que se interpretaron canciones de diferentes épocas, atrayendo la atención inclusive de los miembros de la Corporación Municipal.
El concejal de Festejos, Santiago López, compartió su entusiasmo por el evento y mostró su ilusión por el próximo año, deseando a los guadalajareños un 2025 lleno de «magia y de muchas cosas buenas». La festividad incluyó un concierto infantil a cargo de Alboroto, que proporcionó un espectáculo de animación con música en vivo, canciones, juegos y grandes títeres, creando un espacio para que las familias disfrutarán y se divirtieran juntas.
La alcaldesa de Guadalajara, Ana Guarinos, se unió a la celebración, manifestando que este evento es uno de los más entrañables y concurridos de la Navidad, gracias a la emoción que transmiten los niños. También hizo hincapié en el cambio provisional de ubicación de las pre-uvas y envió sus mejores deseos a los guadalajareños, deseando un 2025 en el que «no nos falte la salud».
Así, la cita se convirtió en una jornada repleta de dulces momentos y experiencias que tanto padres como hijos aguardan con ansias repetir en el próximo 2025.
