Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, se encuentra en el centro de un intenso debate tras la presentación de dos mociones de censura que provienen de los extremos políticos de la Eurocámara: Patriotas por Europa (PfE) y La Izquierda. Aunque estas fuerzas son diametralmente opuestas, comparten una crítica unificada hacia su gestión, impulsada en gran parte por la influencia de figuras políticas destacadas en la Asamblea Nacional francesa. A pesar de la presión, Von der Leyen ha optado por un discurso que enfatiza la necesidad de unidad en tiempos de crisis, particularmente frente a amenazas externas como la inestabilidad provocada por Rusia.
Los ataques hacia Von der Leyen reflejan las tensiones políticas que también sacuden Francia, destacando el contexto caótico en el que se encuentra el gobierno de Emmanuel Macron. Figuras como Jordan Bardella, de la extrema derecha, y Manon Aubry, de La Izquierda, han utilizado la figura de la presidenta como un proxy para criticar al presidente francés, quien enfrenta un creciente descontento social. Las mociones este jueves, aunque poseen escasas posibilidades de prosperar, revelan el creciente uso de este instrumento político como herramienta de confrontación, más que de un verdadero impulso hacia el cambio.
A pesar del respaldo que ha recibido de su partido, el PPE, y de otros grupos proeuropeos en la Eurocámara, Von der Leyen ha sido interpelada por aliados políticos que exigen respuestas a las críticas sobre su gestión de la guerra en Gaza y otros temas relevantes. La líder de S&D, Iratxe García, ha recordado a Von der Leyen que debe escuchar a las voces que claman en las calles europeas, subrayando que su posición no representa la totalidad de Europa, un llamado a abordar la creciente polarización y la necesidad de una respuesta más efectiva ante los retos actuales.
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