Los Hispanos Juveniles enfrentaron un duro partido contra Suecia, marcado por ser uno de los encuentros más críticos del Campeonato de Europa en el que España se jugaba mucho. Con una primera parte que finalizó con una ligera ventaja para el conjunto español, gracias a una defensa más afinada y un ataque efectivo por parte de Fis Ballester y Bayo Giraudo, el equipo dirigido por Rodrigo Reñones parecía tener el control del juego. No obstante, Suecia, con jugadores de la talla de Mattias Söderberg, mantuvo la presión y aseguró que la competencia se mantuviera al máximo nivel, llevando el encuentro a una igualdad casi absoluta.
A pesar de comenzar la segunda parte con un ímpetu renovado, extendiendo su ventaja a cuatro goles, los Hispanos Juveniles no pudieron mantener el ritmo frente a un equipo sueco que supo aprovechar cada error del conjunto español. La serie de fallos defensivos, sumada al peso psicológico y la frustración acumulada, propició que Suecia diera un giro al marcador, llevándose al final la victoria con un resultado de 33 a 27. Este giro en los acontecimientos demuestra cómo en el balonmano, como en muchos deportes, los momentos clave y la capacidad de mantenimiento del enfoque son determinantes.
La derrota no solo supone el primer tropiezo de España en el torneo, sino que también coloca al equipo en una posición de incertidumbre respecto a su clasificación para las semifinales, dependiendo del resultado del partido entre Noruega e Islandia. Rodrigo Reñones, consciente de los errores cometidos especialmente en la segunda mitad, mantiene una visión pragmática, reconociendo la calidad y el esfuerzo de su equipo a lo largo del campeonato. Los Hispanos Juveniles, a pesar de este revés, han demostrado que están a la altura de competir en niveles de máxima exigencia, manteniendo viva la esencia de lucha característica de la selección.