La octava campaña de excavaciones en el Abrigo de La Malia, ubicado en Tamajón (Guadalajara), ha consolidado este sitio como fundamental para comprender la vida de los cazadores-recolectores que habitaron en él entre hace 36.000 y 25.000 años. Bajo la dirección de Adrián Pablos, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y Nohemi Sala, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), este proyecto ha logrado avances significativos, entre los que destaca el muestreo de ADN antiguo en restos de caballos, revelando que estos ejemplares son los más antiguos del linaje ibérico.
Desde 2018, el equipo multidisciplinario ha documentado una variedad de herramientas líticas y óseas, junto con restos de fauna que presentan marcas de corte y estructuras de combustión, lo que evidencia la ocupación continua del abrigo durante el Paleolítico superior. La reciente campaña, llevada a cabo entre agosto y septiembre, ha permitido avanzar en la excavación de los niveles más antiguos del yacimiento, relacionados con el Auriñaciense (entre 31.000 y 36.000 años), además de desarrollar una carta estratigráfica que servirá de base para futuras investigaciones.
Adrián Pablos ha comentado que están trabajando en el sector principal del yacimiento, identificando a los primeros Homo sapiens de la meseta y explorando el fondo de la cavidad para valorar el potencial en busca de futuras sorpresas. Se espera que los próximos años de excavación puedan revelar incluso cronologías neandertales. Los estudios de ADN han confirmado que los caballos encontrados en el yacimiento tenían similitudes con los que aparecen en las pinturas rupestres del Paleolítico superior.
En paralelo, un estudio del investigador predoctoral Edgar Téllez ha investigado la tafonomía del yacimiento, analizando los procesos que sufrieron los huesos desde la muerte de los animales hasta su hallazgo. Los resultados indican que los humanos procesaron y consumieron los restos de bisontes, caballos, ciervos y rebecos.
«La Malia era un abrigo utilizado para la captación de recursos animales. Grupos de cazadores llegaban, procesaban las presas y luego se trasladaban a otros lugares», afirma Téllez. Además, las excavaciones han revelado pequeños hogares con restos de combustión, carbones y huesos quemados, que ilustran la vida cotidiana de estos grupos, así como nuevas piezas líticas en sílex y cuarcita y utensilios especializados para el procesamiento de pieles.
Los hallazgos permiten reconstruir el día a día de estas comunidades: sus métodos de caza, el troceado de la carne y el uso del fuego, además de identificar los animales que consumían, desde ciervos y caballos hasta grandes bóvidos. Este proyecto, adscrito al CENIEH, cuenta con la colaboración de diversas universidades y ha alcanzado un prestigio significativo en la comunidad científica internacional, reflejado en varias publicaciones en revistas especializadas que consolidan su relevancia en el estudio del Paleolítico superior en el suroeste de Europa.
El yacimiento no solo es un centro de investigación, sino también un motor de divulgación y desarrollo local. Este año, el equipo ha organizado un ciclo de conferencias y jornadas de puertas abiertas en Tamajón para compartir los resultados de las investigaciones con la comunidad. Con la sensación de que el potencial de La Malia está lejos de agotarse, nuevas prospecciones en el entorno han identificado posibles abrigos que podrían ser objeto de futuras excavaciones.