La última edición de Gran Hermano 2024 ha vuelto a ser centro de controversia en el universo de los reality shows en España, especialmente tras las recientes decisiones que han beneficiado a Laura V. Galera, provocando un aluvión de críticas por parte de la audiencia. Este nuevo capítulo en la historia del programa de Telecinco ha desatado acusaciones de favoritismo por parte de la producción hacia Galera, generando una ola de disgusto entre los seguidores fieles del formato.
En la reciente prueba semanal, que tomó un giro inesperado al utilizar caballos de juguete en una competición de hípica, Manu Vulcán, Adrián, y Juan se enfrentaron por la oportunidad de salvarse de la nominación. Manu Vulcán, el notable DJ gaditano, se alzó con la victoria en un desafío que, para sorpresa y posterior indignación del público, culminó sin que se revelaran ni los tiempos alcanzados por los participantes ni los errores cometidos durante el mismo. Utilizando su recién adquirido poder, Manu optó por sacar a Laura V. Galera de la zona de riesgo, decisión que ha inflamado las redes sociales con críticas y acusaciones hacia la producción del programa.
Los espectadores no tardaron en expresar su descontento, llenando plataformas como X (anteriormente Twitter) con mensajes de frustración y acusaciones de manipulación. Frases como "otra semana más de aguantar a la enchufada y arrastrada de Laura", o llamados a un boicot por parte de los anunciantes bajo el hashtag #CasoCarlota, han sido solo algunas de las reacciones que han puesto en evidencia el creciente malestar con el supuesto trato de favor hacia Galera. Este malestar se agrava al considerar que esta no es la primera vez que Laura se salva de la eliminación, habiendo sido también beneficiada preliminarmente por el privilegio del ‘Big Bro’, lo que para muchos desvirtúa la esencia competitiva del show.
Fotos de los concursantes y segmentos del programa mostrados en medios digitales añaden una capa más de visibilidad a la controversia, permitiendo a la audiencia exteriorizar su rechazo a lo que consideran una manipulación evidente y un detrimento al valor de sus votos. La polémica no solo cuestiona la integridad de Gran Hermano 2024, sino que también pone sobre la mesa un debate más amplio sobre la autenticidad y la equidad en los reality shows, un género televisivo que promete drama y entretenimiento, pero que también debe navegarse con un compromiso hacia la transparencia y la justicia para con sus participantes y espectadores.
Mientras que algunos fanáticos aún mantienen la esperanza de que el programa rectifique el rumbo, la actual marea de críticas sugiere que el descontento podría tener consecuencias a largo plazo para la reputación de Gran Hermano y otros formatos similares de Zeppelin TV. La situación invita a una reflexión sobre los límites del entretenimiento televisivo y la responsabilidad de sus creadores hacia un público cada vez más exigente y menos tolerante ante la percepción de injusticias.