Hoy, 11 de octubre, celebramos el Día Internacional de la Niña, una jornada en la que conmemoramos que hay más de 1.100 millones de niñas sobre esta tierra que pisamos cada día. ¡Más de 1.100 millones de niñas!, una hermosura que es un canto a la vida y a la esperanza de un mundo mejor.

Sin embargo, la realidad es que la desigualdad en el acceso a la educación o a la atención médica, los diferentes tipos de violencia que sufren, prácticas bárbaras como el matrimonio forzado o la injusticia climática dependiendo de la parte del Planeta en que estén, constituyen la realidad diaria con la que conviven muchos de estos millones de niñas. Por eso desde hace 8 años, el 11 de octubre es el día en el que reivindicamos la necesidad de que se conozcan sus problemas y se reconozcan sus derechos.

Para mí, además, este Día debe convertirse en el más importante del calendario para luchar por la igualdad de género de las niñas, porque además de ser un derecho humano fundamental, la igualdad de género es la gran fuerza transformadora para que el sueño de una sociedad más justa, igualitaria y pacífica sean cada vez más realidad y menos quimera.

Por esta razón, es preciso que todas las niñas del Planeta tengan su propia voz y contribuyan a definir cómo afrontamos los desafíos que tenemos como Humanidad, entre los más urgentes la falta de acceso a la educación y a la sanidad, la desigualdad por razón de género, o el cambio climático.

Están preparadas para hacerlo y así nos lo vienen demostrando. El caso más conocido es posible que sea el de la activista sueca contra el cambio climático Greta Thunberg. Pero como ella, otras niñas y adolescentes han alzado la voz y trabajan, por ejemplo, para acabar contra el racismo como lo ha hecho Zulaikha Patel en Sudáfrica; o como Payal Jangid, en India, que con solo 10 años comprendió que la educación era la única salida a la tradición del matrimonio forzoso y pactado; o el caso del Emma González, superviviente de un tiroteo en Estados Unidos que clama por el control de armas. Son apenas unos ejemplos, pero ilustran el potencial que encierran esos millones y millones de niñas.

Por todo ello, no podemos estar más de acuerdo con el lema escogido por Naciones Unidas para celebrar en 2020 esta jornada, ‘Mi voz, nuestro futuro en común’. En el Gobierno de Castilla-La Mancha tenemos la firme convicción de que, si se lo permitimos, esos 1.100 millones de niñas pueden ser lo que deseen ser, llegar donde decidan ir y alcanzar las metas que se propongan.

Ellas pueden seguir avanzando en la agenda global para promover los derechos y el empoderamiento de las mujeres y las niñas que se propuso hace ahora 25 años en la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing.

Ellas pueden ser quienes nos ayuden a conseguir que los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la hoja de ruta para que el progreso que sea sostenible y no deje a nadie atrás, sea una realidad.

Ellas, pueden convertirse en la generación más impresionante de mujeres capaces de afrontar los grandes desafíos que tenemos como sociedad en todo el mundo. Démosles entonces la oportunidad de hacerlo, imaginando un mundo mejor y formando parte de él.

 

Blanca Fernández Morena

Consejera de Igualdad y Portavoz

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