El Parlamento Europeo dio un giro significativo al respaldar la propuesta de Ursula von der Leyen para suspender el pacto comercial con Israel, impulsado en gran parte por los eurodiputados del Partido Popular Europeo (PPE). Este respaldo es ocasión de reflexionar sobre el creciente desencanto dentro de la clase política alemana hacia el gobierno de Netanyahu, evidenciado en el reclamo del SPD a la CDU para revisar su postura respecto a Gaza. Aunque algunos miembros de la CDU se abstuvieron de apoyar la resolución, el cambio de actitud indica que la paciencia hacia Israel se agota.
Por otro lado, el Partido Popular español enfrenta una dicotomía en su reacción a la crisis en Gaza. Mientras algunos miembros, como la presidenta de Extremadura, condenan la violencia, figuras como el alcalde de Madrid, Martínez Almeida, rechazan categóricamente las acusaciones de genocidio. Esta confusión se hace aún más palpable con Díaz Ayuso, quien ha intentado alinear a Israel con una lucha ideológica más amplia contra el extremismo, reflejando un enfoque históricamente menos favorable del PP hacia el Estado israelí.
A contraste, Junts, un partido tradicionalmente sionista, muestra un cambio notorio en su postura respecto a Netanyahu. Mientras algunos de sus líderes condenan las acciones en Gaza, otros prefieren el silencio, reflejando una evolución táctica. Esta dinámica interpartidaria deja en evidencia que, en un momento donde la opinión pública europea se inclina hacia una mayor crítica a Israel, el PP podría estar perdiendo la oportunidad de conectarse con el sentimiento generalizado, optando en cambio por polarizar sus posturas.
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