Las Citas de Paco: Historias de un Soltero Emprendedor en ‘First Dates’ que Busca el Amor sin Éxito

Paco, un soltero de 74 años, decidió dar una nueva oportunidad al amor en el popular programa First Dates. A diferencia de sus anteriores experiencias que no fructificaron, esta vez llegó con una actitud renovada, llena de esperanza. Al entrar al restaurante, lo primero que escuchó fue el saludo familiar de Carlos Sobera, algo que ya le hacía sentir más cómodo. «Tercera vez que te veo, Paco», afirmó el presentador, en un tono casi cómplice.

“¿Y a la tercera, qué pasa? Que va la vencida”, respondió Paco, emanando un optimismo contagioso que solo una persona con su energía puede proyectar. Sin embargo, Sobera, consciente de las expectativas y desilusiones que pueden surgir en el programa, lo advirtió con un tono de cautela: “Espérate, Paco. Por favor”.

Las dos primeras citas de Paco resultaron infructuosas: sus parejas eran significativamente más mayores y no lograron seguir su ritmo. Este mallorquín no es el típico abuelo que se queda en casa; adora bailar y va a la discoteca con frecuencia. Para él, la actividad física y la salud son prioritarias. Con determinación, expresó su anhelo por encontrar a una mujer activa que pudiera compartir su vida en ese sentido.

Rosa, la candidata de esta ocasión, tenía la misma edad que él. A pesar de que no parecía cumplir con todas las expectativas de Paco, ambos se dejaron llevar en la velada. Rieron, bailaron y él ya la refería por los pasillos como «mi Rosa de España», un apodo que denotaba un apego inmediato. Sin embargo, detrás de esa jovialidad, Paco tenía una expectativa tangible: quería saber si ella también podía llevar el mismo ritmo que él en todos los aspectos, incluidas las intimidades. Rosa, al confesarse “normal” en cuanto a actividad física, dejó claro que no era una «mujer de sofá», pero tampoco era una atleta incansable.

La tarde avanzó, y aunque la conexión parecía lucir prometedora, la realidad fue muy distinta. A pesar de lo divertido que fue su encuentro, y después de haber disfrutado de un rato juntos, la decisión de Rosa fue contundente: no quería continuar conociendo a Paco. La frase, «como amistad, sí», sonaba un tanto desalentadora en los oídos del anciano en busca de amor.

A pesar de este nuevo desengaño, Paco se retiró de la experiencia con una sonrisa y un agradecimiento sincero a Rosa. No hubo lágrimas ni reproches, solo una gratitud genuina por el momento compartido. Así, el soltero mallorquín se alejó del restaurante, dejando atrás la esperanza de que, quizás, la próxima vez la suerte le sonría en el, a veces caprichoso, mundo de las citas.

Scroll al inicio
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.