Eleuterio González Rubio ha empezado su anual travesía pastoral atravesando la vasta provincia de Cuenca. Proveniente de Jaén y con Teruel como destino, este dedicado ganadero acaba de atravesar Cañada del Hoyo con su enorme rebaño de 400 cabezas de bovino bravo. En el camino, compartió con Diario CLM las vicisitudes de su tradicional viaje.
«Trae algo nuevo», dice González sobre la transhumancia, destacando que ninguna jornada es repetitiva, ni siquiera entre estaciones. Descrito como un enfrentamiento diario con contingencias climáticas que van desde el calor al frío intenso, González ve su labor como una constante lucha contra los elementos.
La ruta ha durado prácticamente un mes, pero a pesar de la extensión y las dificultades, para González pasa rápido. Con salida desde Vilches, su mirada está puesta en la conquista de la Sierra de Albarracín.
La compañía de González, posicionada en la crianza de toros bravos destinados a la celebración de fiestas y espectáculos taurinos, se encuentra en un periodo próspero, especialmente tras una primavera beneficiosa que favoreció las condiciones de pasto. González asegura que, lejos de las impresiones comunes sobre su temperamento, los bovinos son seres «tranquilos» y «nobles» en su hábitat natural, y aunque de vez en cuando aparece una «oveja negra», no es común que causen mayores incidentes.
Sin embargo, la vida de la transhumancia no está exenta de retos y requiere un amor profundo por el campo. González la describe como una labor dura, que se transforma en una experiencia gratificante para aquellos apasionados por esta forma tradicional de pastoreo. Aunque incierto sobre la durabilidad de esta práctica ancestral, mantiene la esperanza de que perdure en el tiempo.
