El Arsenal inicia la Champions con un reto mayor en San Mamés
El estreno del Arsenal en la Champions parecía un ritual de superioridad inglesa. Con la intención de demostrar su poderío financiero en el viejo continente, el equipo llegó a Bilbao, pero el destino les tenía una sorpresa: la ausencia de Martin Ødegaard y Bukayo Saka, sus dos figuras más influyentes. Sin su capitán ni su joven estrella, los Gunners se ven obligados a replantear su estrategia, enfrentándose con un aura de favoritos, pero con las alas recortadas.
Por su parte, el Athletic, en su debut en esta edición de la Champions, está decidido a aprovechar esa situación. San Mamés se erige como un escenario propicio para soñar con un estreno exitoso, y los jugadores locales saben que no solo se juegan un partido, sino la oportunidad de transformar la narrativa de su historia. La baja de las estrellas rivales convierte el desafío en una búsqueda épica, provocando un renovado optimismo entre los aficionados.
Raya y la muralla defensiva: certezas en medio de la tormenta
En la portería, David Raya se convierte en un símbolo de tranquilidad. Con tres porterías a cero en cuatro jornadas de Premier, su serenidad será esencial en San Mamés. La defensa, sin embargo, deberá actuar con prudencia; aunque William Saliba ya entrena, Arteta prefiere guardarlo para más adelante. Así, Mosquera y Gabriel continuarán en el centro, con Timber y Calafiori en los laterales. Aunque no es la defensa soñada, el bloque muestra la capacidad de resistir embates, a pesar de algunas grietas.
Un medio español y un ataque huérfano
El centro del campo se presenta como un duelo con aroma a nostalgia y rivalidad. Martín Zubimendi, ahora con la camiseta roja del Arsenal, se mide al eterno rival de su antigua Real Sociedad, acompañado de Mikel Merino, que aporta el músculo necesario. La ausencia de Ødegaard obliga a recurrir a Declan Rice, quien asumirá el reto de mantener un engranaje huérfano de creatividad. Arriba, la falta de Saka representa no solo un vacío en la banda, sino una amputación táctica. Con Madueke y Eberechi Eze intentando ocupar ese espacio, y Viktor Gyokeres buscando su primer gol europeo, el ataque ya no deslumbra como antes, sino que se asemeja a una lámpara sin bombilla: ilumina lo justo, pero no lo suficiente.