La Virgen Milagrosa: Una Procesión de Fe y Devoción en Ciudad Real
El pasado 27 de noviembre, las calles de Ciudad Real se llenaron de fervor y devoción al celebrarse una esperada procesión en honor a la Virgen de la Medalla Milagrosa. Este acontecimiento, que se había planificado inicialmente para celebrar el 130 aniversario del Colegio San José, fue retrasado debido a la pandemia, pero finalmente ha cobrado vida cuatro años después, en este 2024.
El alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares, así como varios miembros destacados de su equipo, estuvieron presentes en la procesión, subrayando la importancia de esta celebración para la comunidad local. Junto al alcalde, participaron el concejal de Obras y Movilidad, Miguel Hervás, la concejal de Festejos y Tradiciones Populares, Fátima de la Flor, y la directora del colegio San José, Nuria García. La directora explicó que “la iniciativa surge porque la Virgen de la Medalla Milagrosa tiene mucha devoción en el barrio y el colegio". Esta tradición lleva instaurada en la comunidad desde hace 135 años, cuando las Hijas de la Caridad trajeron a la Milagrosa a la institución educativa, consolidando una devoción que perdura hasta el día de hoy.
La procesión, que recorrió las calles de Ciudad Real, fue un evento masivo, con un cortejo que alcanzó las 600 personas. Este grupo estuvo compuesto por alumnos actuales, antiguos alumnos, profesores y miembros de la pastoral del colegio, así como padres y madres, reflejando una amplia participación de la comunidad educativa y del barrio.
La procesión de la Virgen Milagrosa no solo simboliza una expresión de fe, sino también un vínculo unificador para las generaciones de ciudadrealeños que han pasado por las aulas del colegio San José. Estos participantes no solo honran una tradición religiosa, sino que también fortalecen los lazos comunitarios que la procesión ayuda a reforzar.
Con todo el apoyo y entusiasmo demostrado, la procesión de la Virgen Milagrosa está llamada a establecerse como una cita ineludible en el calendario de celebraciones locales, repitiéndose cada 27 de noviembre. Esta nueva tradición busca consolidarse como un testamento del fervor y la unidad del pueblo de Ciudad Real en torno a su fe y sus tradiciones compartidas.