Óscar Landa ha dejado una huella imborrable en el mundo de los reality shows en España. Su rostro se ha convertido en uno de los más reconocibles tras su paso por las últimas ediciones de Gran Hermano, donde quedó siempre en la cuerda floja, en segundo lugar en GH 19 y tercero en GH Dúo 3. Después de su participación en Uno de GH 20, Landa decide mirar hacia atrás y reflexionar sobre su experiencia en la casa más famosa de la televisión.
Durante su trayectoria, el público ha sido testigo de sus intensas interacciones con compañeros, como Ruvens, y de sus debates apasionados que llenaron interminables noches de conversaciones. Landa ha sido tanto apreciado como criticado, y ahora se encuentra dispuesto a contar su verdad.
En una charla distendida, responde con desenfado a preguntas sobre su adaptación al encierro. “La vida consiste en adecuarse a la circunstancia y adaptarse al cambio”, asegura. Para él, una persona con una rica vida de experiencias, el desafío de acostumbrarse al influyente entorno televisivo requirió poco tiempo. Sin embargo, Landa admite que no fue hasta mucho después de su segundo concurso que realmente se dio cuenta del alcance de las cámaras y de la falta total de intimidad que se experimenta en la casa.
Las críticas han sido una constante en su vida pública. A pesar de los momentos difíciles, ha aprendido a tomar las opiniones ajenas de manera constructiva, aunque es firme en su posición contra las acusaciones infundadas. “Lo que no tolero son las acusaciones falsas de delitos”, enfatiza. Su perspectiva es clara: siempre hay espacio para la crítica constructiva, pero la difamación está fuera de lugar.
La amistad forjada en la casa ha sido uno de los temas más discutidos en el ámbito del reality. Landa asegura que las relaciones que se generan bajo esas condiciones, aunque efímeras, pueden ser genuinas. No obstante, la realidad exterior muchas veces se interpone en la posibilidad de mantener esos vínculos. “Es un microcosmos donde coincidís por un tiempo limitado”, reflexiona.
La experiencia le dejó ciertas espinas clavadas, especialmente en cuanto a las finales que no lo favorecieron. “No creo que ninguna de las dos finales fuera justa. Merecía haber ganado GH 19, ya que me abrí en canal y di todo de mí”, confiesa, recordando con cariño el apoyo del público a lo largo de su trayectoria.
Ahora, con el inicio de una nueva edición de Gran Hermano, Landa participa en la selección de nuevos concursantes, una oportunidad que valora como interesante. Sin embargo, también es consciente de las dinámicas que pueden cambiar una vez que alguno de ellos cruce la puerta de la casa. “Pueden tener cierto desgaste mental, y eso podría jugarles en contra”, advierte.
A medida que avanza el tiempo y su presencia en los medios se transforma, Landa se muestra optimista. Su enfoque se encuentra en el presente y en lo que el futuro le pueda deparar, rodeado de un entorno que considera enriquecedor. La vivencia de Gran Hermano ha sido única, y su camino en el mundo del entretenimiento parece estar lleno de nuevas oportunidades por descubrir.

















