Marc Márquez se prepara para escribir un capítulo histórico en MotoGP
La historia del motociclismo no se escribe solo con cronómetros y victorias, sino también con heridas abiertas, con miradas que no se olvidan y con circuitos que se convierten en escenarios de justicia poética. En este tablero, Marc Márquez tiene una cita marcada: Misano, el feudo de Valentino Rossi, donde las gradas amarillas siempre han dictado sentencia. Allí, el piloto de Cervera podría sellar su novena corona mundial, la séptima en MotoGP, de la manera más simbólica, convirtiéndose en campeón en la casa de su enemigo histórico.
Las cuentas eran claras en Montmeló; si Márquez lograba salir con diez puntos de ventaja sobre su hermano Álex, el título caería en Misano como fruta madura. Sin embargo, solo pudo ampliar en siete la diferencia, lo que retrasó su coronación. La gloria no llegará a vestirse de rojo en Cataluña, sino que decidirá esperar a este territorio emblemático, el circuito Marco Simoncelli, donde el eco de Rossi todavía resuena como un himno de batalla.
Estrategia y destino
Márquez llega a Misano con una ventaja de 182 puntos sobre Álex, una cifra que parece casi inalcanzable. La matemática indica que si conserva al menos 148 puntos, podrá viajar a Japón con el título prácticamente firmado. Pero reducirlo a números sería amputar la dimensión humana de la historia, ya que coronarse en Misano, la fortaleza sentimental de Rossi, significaría alzar un título en el circuito que simboliza a su eterno rival. La estrategia de Márquez durante esta temporada ha sido más un juego de ajedrez que una simple carrera, donde el control del riesgo y la gestión emocional juegan un papel clave. Sin embargo, en el deporte siempre hay espacio para lo inesperado, y Misano puede ser tanto la culminación de un plan milimétrico como el inicio de un nuevo suspense.