La Unidad de Prevención de Caídas y Fracturas del Hospital de Guadalajara revierte la fragilidad en población mayor y reduce caídas y fracturas

El servicio de Geriatría del Hospital de Guadalajara, que depende del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), desarrolló un estudio piloto mediante la creación de la Unidad de Prevención de Caídas y Fracturas. Allí demostró la eficacia del mismo, reduciendo en el último año el número de caídas, ingresos y visitas a urgencias relacionadas con caídas por parte de población mayor.

La Unidad se creó en diciembre de 2016 gracias a una beca de la Fundación del Hospital  Nacional de Parapléjicos. Durante año y medio han realizado una valoración geriátrica integral a 162 pacientes, con la participación un médico geriatra, Enfermería, Terapia Ocupacional y Trabajo Social, actuando sobre factores como la medicación y elementos en el entorno del paciente que pueden favorecer las caídas, así como la indicación de programas específicos de ejercicio físico con el fin de revertir la fragilidad, que predispone las caídas y otros eventos adversos.

Los participantes, según explicó la geriatra Irene Bartolomé Martín, fueron derivados desde Atención Primaria, residencias de mayores y consultas de servicios como Traumatología, Rehabilitación o Neurología, entre otros, y se realiza una exploración con especial atención en la funcionalidad y la detección de factores que predisponen a caerse.

En el caso de pacientes residentes en sus domicilios, se les indicaba un programa de ejercicio multicomponente durante 12 semanas a realizar en la Unidad de Día de Geriatría del Hospital, tras las cuales se realizaba una segunda valoración y se prescribía un programa de ejercicios individualizados adaptados a su nueva condición, dada la mejoría tras la primera fase. Si pasado un año los pacientes no refieren caídas, la valoración pasa a ser anual.

El estudio concluye, a través de distintas mediciones, que los pacientes que realizaron el programa de ejercicios mejoraban y mantenían su mejoría, mientras que los que declinaban hacerlo empeoraban. Según la escala de Barthel, que mide las actividades básicas de la vida diaria, los mayores que participaron aumentaron su funcionalidad hasta 30 puntos por encima de quienes no lo hicieron, “la diferencia entre ser una persona independiente o no serlo”.

A su vez, demuestra que los mayores sedentarios iban sufriendo un progresivo deterioro que se traduce en mayor accidentalidad y eventos adversos. “En los pacientes activos se reducen casi a cero las visitas a urgencias, pasando de 2,7 a 0,02 caídas en un año por paciente, mientras que los ingresos relacionados con una caída pasan de 0,7 a 0,03 al año y las visitas a urgencias descendieron de 1,1 al año a 0,05”, ha explicado.

En concreto, el estudio ha revelado una reducción de un 88 por ciento de visitas a urgencias y una disminución del 92,3 por ciento de los ingresos a los tres meses de iniciar la intervención.

Se estima, también, que cuando finalice el programa se habrán evitado 29 fraturas de caderam algo fundamental si tenemos en cuenta que apenas una tercera parte de los pacientes recupera la funcionalidad previa y la elevada mortalidad un año después de la cirugía.

Trabajo con Atención Primaria y residencias

Además del trabajo hospitalario, resulta fundamental el dirigido a centros de salud o residencias que agrupan más potenciales beneficiarios. Por este motivo, se forma a los profesionales de Primaria para que aprendan a detectar riesgo de caídas y tomen decisiones para evitarlas, o deriven a la Unidad a los pacientes más complejos. Ésta, además, propone cambios sencillos como retirar alfombras, situar los objetos a una altura adecuada o evitar muebles con ruedas.

Según Irene Bartolomé, “se calcula que la tercera parte de los mayores que viven en su domicilio se caen y más de la mitad no lo dicen porque asumen que es algo normal a partir de cierta edad, y no es así”.

En el caso de residencias, se trabajó con el personal de ocho centros en materia de detección de factores de riesgo, polifarmacia y alteración de la marcha y abordando cuestiones ambientales, además de reforzar la parte de ejercicio físico que se desarrollan en el centro.

Finalmente, la doctora Bartolomé ha destacado los buenos resultados del estudio, tanto en los centros de salud como en las residencias, que se plasman en una notable reducción en el número de caídas y de fracturas de cadera pese a la tendencia creciente de los últimos años, frente al aumento observado en aquellos centros no incluidos en el programa.

El jefe del servicio de Geriatría, Juan Rodríguez Solís, ha valorado “tanto los resultados como la ampliación, sin duda necesaria, de los recursos para este grave problema de salud” y ha destacado la implicación de todo el personal de la Unidad de Día de Geriatría, que hace posible el desarrollo de estas Unidades. Esta investigación, ha añadido, apoya la necesidad de dar solución a una patología “muy prevalente y que se incrementará en los próximos años como son las caídas y su consecuencia más dramáticas, las fracturas”.

Esta iniciativa se suma a la Unidad de Ortogeriatría  de la que también participa el servicio de Traumatología. Asimismo, destaca la concesión de la medalla de bronce como Unidad de Coordinación de Fracturas (Fracture Liason Service) en colaboración con Reumatología y la propia Traumatología, haciendo del de Guadalajara el primer hospital del SESCAM que consigue esta acreditación.

Rodríguez Solís recordó la reciente publicación de la primera Guía de Ortogeriatría de la región, surgida por la colaboración de profesionales de la propia Geriatría, Anestesia, Rehabilitación, Hematología y Cardiología del Hospital de Guadalajara, con la colaboración de diversos servicios de Geriatría de Castilla-La Mancha.

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