Los países de la Unión Europea han tomado un importante paso al confirmar el acuerdo de inmovilización indefinida de 210.000 millones de euros en activos rusos congelados en su territorio. Esta decisión se alinea con el objetivo de reforzar las medidas de seguridad antes de analizar la posibilidad de utilizar estos fondos para financiar un préstamo de reparación a Ucrania, cuyo consenso se busca alcanzar en la cumbre del próximo 18 de diciembre. Durante el proceso, la medida recibió el respaldo de 25 de los 27 países miembros, destacando la discrepancia de Bélgica, que, aunque todavía se opone al uso de estos activos, dio su apoyo a la inmovilización.
El respaldo a la inmovilización de activos surge en un contexto de creciente tensión política, especialmente por parte de Hungría, que ha expresado su desacuerdo con la forma en que se está llevando a cabo el acuerdo y ha criticado que se pretendan prorrogar sanciones sobre una base legal que consideran incorrecta. Mientras tanto, la Comisión Europea trabaja arduamente para obtener el apoyo necesario para facilitar el uso de estos fondos en la financiación de un préstamo, sugiriendo que la gran mayoría de países ve en esta estrategia una solución viable para apoyar a Ucrania en su situación actual.
La próxima cumbre será un momento crucial, ya que los líderes europeos deberán decidir si permiten el uso de estos activos en beneficio de Ucrania, un tema que ha sido objeto de intensas discusiones y que refleja la complejidad de las dinámicas internas de la UE. Con el respaldo de varios países, las esperanzas de que la propuesta de la Comisión encuentre su camino hacia la aprobación, a pesar del detrimento que plantea la oposición belga, siguen latentes.
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