El papa Francisco, de 88 años, continúa su estancia en estado crítico en el Policlínico Universitario Agostino Gemelli de Roma, enfrentándose a una neumonía bilateral y una insuficiencia renal leve, según informes del hospital. A pesar de los desafíos que presenta su salud, se reporta que ha pasado una buena noche y está actualmente en reposo, sin haber experimentado nuevas crisis respiratorias. El pontífice, que está recibiendo oxígeno de alto flujo, ha necesitado también transfusiones de sangre para combatir una persistente anemia. Su condición, aunque grave, no ha impedido que se mantenga alerta y exprese agradecimiento por las muestras de apoyo recibidas durante su hospitalización.
El Agostino Gemelli, uno de los hospitales más prestigiosos de Italia y a menudo referido como el «Hospital del Papa», ha sido un punto clave para la salud de los líderes de la Iglesia católica, marcado por episodios significativos como el atentado sufrido por Juan Pablo II en 1981, en el cual el hospital jugó un papel crucial para salvar la vida del entonces Papa.
Además de su relevancia médica, el hospital cuenta con una suite papal exclusiva situada en la décima planta, descrita por su diseño sencillo y funcional, que incluye un dormitorio, un baño, una sala de estar para asistentes, y una pequeña capilla para uso personal del Papa. Este espacio, vigilado estrictamente por la Policía del Estado italiano y el Cuerpo de Gendarmería vaticana, simboliza la estrecha relación entre el Vaticano y el Gemelli, permitiendo incluso que el Papa pueda dirigirse a los fieles desde su balcón.
La importancia histórica del hospital se vio reforzada tras el atentado contra Juan Pablo II en 1981, y a lo largo de los años, ha acogido a pontífices en diversas circunstancias, desde operaciones hasta tratamientos por complicaciones graves. En el caso del papa Francisco, su historial médico en este centro incluye una operación del colon en 2013 y un tratamiento por una hernia abdominal y una bronquitis infecciosa en 2023.
La salud del Papa Francisco ha generado preocupación global, con fieles congregándose en las afueras del hospital para mostrar su apoyo y orar por su recuperación. Su situación ha revivido el debate sobre la capacidad de los papas para continuar en su ministerio en momentos de enfermedad grave y ha llevado a reflexiones sobre la posibilidad de su renuncia. Mientras tanto, la imagen de Juan Pablo II y el recuerdo de su legado permanecen presentes en el hospital Gemelli, sirviendo como un recordatorio de la indeleble conexión entre este lugar y la historia de la Iglesia católica.
