La Justicia al Alcance de Rengin
Una mujer herida que ya no tiene miedo es lo más peligroso que se puede hallar. Después de soportar humillaciones, engaños y traiciones en Renacer, Rengin ha recopilado los suficientes datos para hundir al señor Timur, no solo porque tiene una sed inmensa de justicia, sino porque quiere humillarlo públicamente haciéndole ver que no hay salida alguna.
La escena en el hospital, de la que fue testigo Tolga, podría ser la última pieza que le falte para meterlo en la cárcel al destapar una trama de corrupción y abuso de poder. Pero Rengin no actúa solamente por ira, sino porque ve en el acto una vía a la liberación. Después de haber sido tratada como una simple peón en el juego que le había propuesto Timur, ha llegado a un punto de inflexión en el que tiene la facultad de poder darle la vuelta a la situación.
Su sed de venganza no se camuflará en silencio, es decir, pretende que Timur tenga un sufrimiento similar al que ha tenido ella. Y con Tolga convertido en testigo de excepción, las piezas están colocadas para el jaque mate definitivo. No obstante, Timur no logrará entregarse fácilmente. Como todo un «experto» en salir airoso de cada precedido (de crisis), intentará con todas sus fuerzas desacreditar a Rengin y manejar a Tolga, envolviéndolo en su trama de silencio.
Sin embargo, puede que por fin sus esfuerzos hayan dado con un adversario fuerte, poderoso, que ha dejado de estar en la sombra. El hospital también se ha comenzado a agitar, ha comenzado a moverse, los rumores corren y la «máscara» de director modélico y respetable comienza a agrietar su rostro. Pero si Timur cae, no él solo, caerá también el resto de aquellos que han mantenido la mentira durante años.