En un ajustado resultado, la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos dio luz verde al controvertido proyecto de ley de recortes fiscales y gasto público promovido por el presidente Donald Trump. Con un margen estrecho de 215-214 votos durante una sesión nocturna que se prolongó por más de 24 horas, el denominado «gran y hermoso proyecto de ley» de Trump logró superar su primera gran prueba, pese a la resistencia inicial de algunos miembros conservadores del propio partido republicano, quienes expresaron su preocupación por el potencial aumento del déficit que la ley podría implicar.
Después de intensas negociaciones y reuniones con la Casa Blanca, lograron llegar a un consenso que permitió avanzar la legislación a la siguiente fase. Ahora, el proyecto de ley enfrenta su próximo gran desafío en el Senado, donde la mayoría republicana se prepara para discutirlo con el objetivo de presentarlo para la firma presidencial antes del 4 de julio, una fecha simbólica que marca el Día de la Independencia de Estados Unidos.
El proyecto propone la extensión de las exenciones fiscales implementadas durante el primer mandato de Trump (2017-2021), e introduce nuevas reducciones, incluyendo beneficios fiscales para propinas y la compra de vehículos fabricados en el país. Además, propone aumentos en el financiamiento para el control fronterizo y la aplicación de una estricta política migratoria, así como restricciones a los programas de asistencia alimentaria y sanidad pública, como Medicaid y Medicare, que han generado un amplio debate entre los legisladores.
Uno de los aspectos más polémicos del proyecto de ley es el impacto que tendrá en la deuda nacional. Según proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), se anticipa que agregará 2.4 billones de dólares al déficit en diez años, en un momento en que la deuda nacional ya supera los 36 billones de dólares.
Para compensar este incremento en el gasto, el proyecto busca recortar más de 1 billón de dólares en programas de seguridad social durante la próxima década. Analistas advierten que esto podría traducirse en recortes significativos al programa Medicare y la pérdida de cobertura médica Medicaid para aproximadamente 8.7 millones de personas en Estados Unidos.
A medida que el debate se intensifica, el presidente Trump y líderes republicanos en el Congreso, como el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, defienden los recortes argumentando que se enfocan en eliminar el acceso de «inmigrantes ilegales» a estas ayudas. Sin embargo, las divisiones dentro del Partido Republicano entre los sectores más conservadores y moderados plantean un desafío considerable para la aprobación final del megaproyecto de ley en el Senado.
Además de las repercusiones internas, el plan también ha provocado reacciones internacionales, particularmente de México, por la propuesta de imponer un impuesto del 5% a las remesas enviadas al exterior. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, calificó la medida como «una injusticia» y «discriminatoria» hacia los migrantes mexicanos en Estados Unidos.
Este proyecto de ley representa una de las iniciativas legislativas más ambiciosas y divisivas de la administración Trump, cuyo resultado podría tener implicaciones significativas no solo para la economía estadounidense sino también para el tejido social del país.