El palacio de Luján empieza a experimentar una nueva tormenta de emociones en La Promesa. La desaparición de un niño y las intrigas de poder, un duelo que podría tener como resultado final la voladura de una familia son los ejes del capítulo 572, que se lanza el martes 8 de abril. Mientras unos personajes buscan mantener el control, otros buscan cruzar terrenos peligrosos; terrenos en donde la realidad podría ser más dolorosa que el silencio.
En esta entrega, sobresale una decisión que hará temblar a los telespectadores de la ficción: Curro va a profanar la tumba de Jana, con la finalidad de descubrir qué es lo que le ha pasado a su hermana. Un extremo que promete tener efectos impredecibles. Entre tanto, los amores rotos y las alianzas inesperadas se yuxtaponen con unas heridas sin cerrar, en una trama donde nadie es seguro.
LAS SOMBRAS DEL PASADO ATACAN A LA PROMESA
¿Qué puede llegar a ser la angustia de Pía cuando se intuye que su hijo ha desaparecido?, ¿qué puede llegar a ser el miedo que paraliza a su madre?, pero no en vano, su instinto la lleva a actuar con insistencia y sin esperar un segundo más. Dispara a todo el personal del palacio con un grito; el ambiente comienza a hacerse irrespirable, empieza a acumularse el recelo entre miradas que se ciernen sobre aquellos que pueden tener motivos para ocultar.
De forma simultánea, poco a poco, la situación empieza a quedar parecida a justos sacrificios expiatorios; la tensión se va palpando un poco por doquier, y al tiempo que la incertidumbre se va paladeando, empiezan a surgir sin parar miradas maliciosas y de menosprecio. Justo cuando la desesperación empieza a ser insoportable para los demás, aquí viene la sorpresa, alguien aparece con la criatura; la encontramos sana y salva, pero no menos sin proporcionar ninguna explicación.
La llegada del niño no hace más que agravar el complicado misterio del palacio. Quien lo regresa exhibe una extraña impasibilidad, como quien sabe mucho más de lo que dice. Ha corrido entre los criados, sin embargo, el rumor de que alguien intentó salvar a ese niño practicando el alejamiento del palacio; pero, en tal caso, ¿con qué intención? Pía, entre aliviada y recelosa, promete llegar a la verdad, desvelando su propio enfrentamiento con poderes de la casa.
Entre tanto, Leocadia continúa con su papel de tejedora de influencias. Su paseo con Alonso por Luján no es casual: trata de acercarse al marqués, aunque sus verdaderas intenciones son un enigma. ¿Es la cortesía una opción válida o está haciendo un movimiento que le ha traído a la mente? Alonso, que siempre ha sido cauteloso y receloso, se siente incapaz de confiar en esta versión nueva de una mujer a la que antes detestaba.
El paseo con Alonso no es otra cosa que una pelea de palabras tapadas por sonrisas simuladas. Leocadia hace un primer tanteo con Alonso, aludiendo a temas del pasado que hacen entrar en guardia a Alonso. Hay algo en su tono, en la insinuación apenas disimulada, que hace pensar que está preparando algo grande. ¿Está en esta ocasión llamando a aliados o moviendo las fichas para dar un golpe decisivo y muy importante?
AMOR, ORGULLO Y DECISIONES IRREVERSIBLES

En otro frente, Lorenzo vuelve a poner de manifiesto su destreza para amontonar la discordia. Sus palabras envenenadas calan en Jacobo, quien comienza a poner en duda su relación con Martina. «Eres un hombre o un títere de tu prometida», le escupe el conde, dejando una creciente semilla de duda que llegará a desgastar la unión del compromiso. Herido en el orgullo, Jacobo se marcha a casa de sus padres, donde no sabe si se va en busca de respuestas que tarde o temprano no sabrá a lo mejor escuchar.
Martina, al enterarse de la marcha de Jacobo, reacciona con una mezcla de enfado y dolor. No entiende cómo ha podido dejarse influir por Lorenzo, un hombre que siempre ha repudiado su condición de pareja, pero no solo es enfado: hay miedo, porque sabe que si Jacobo se aleja puede no volver. Su perspectiva de futuro se encuentra en un hilo, y solo una explicación sincera podrá salvarles.
EL DUELO QUE NO TERMINA

Maria Fernández vive atrapada en un duelo incesante, en un estado de tristeza. Cada vez que camina por el palacio, le devuelve el eco de la risa de Jana. Su rutina se convierte para ella en un auténtico suplicio. El sufrimiento es tal que empieza a pensar en lo impensable: abandonar para siempre La Promesa. Teresa, que se da cuenta de su sufrimiento, llama la atención de Samuel, quien se pregunta si existe algo que pueda hacer para evitar que otra persona que ama se marche.
Es una idea desgarradora, pero está convencido de que solo así se desvelará la verdad. «No es profanación, es justicia», se repite, a pesar de ser consciente de que esta decisión enfrentará a la familia y volverá a despertar fantasmas del pasado. No tarda en producirse la reacción: cuando Curro le expone el plan a Samuel, el sacerdote atina a horrorizarse. Exhumar un cadáver no es sólo una cuestión legal, sino moral, y teme las consecuencias que esa decisión podría tener para todos.
Pero Curro está decidido, y su obstinación se asimila peligrosamente a la de Catalina. ¿Nombre o justicia? La línea entre ambas es cada vez más delgada. ¿Está preparado Luján para afrontar lo que podría encontrarse debajo de esa lápida? La promesa de justicia por Jana podría costar muchísimo más de lo que cualquiera puede llegar a pagar.
La entrada ‘La Promesa’: Hay que profanar la tumba de Jana aparece primero en Merca2.es.