La tradicional procesión del Cristo de la Viga volvió a reunir ayer por la tarde a miles de fieles en las calles de Villacañas, en una jornada marcada por la emoción, la devoción popular y el arraigo de una de las celebraciones más emblemáticas del municipio toledano.
Tras la salida del Cristo desde la Iglesia Parroquial, vecinos, visitantes y devotos acompañaron el recorrido con especial fervor en lugares emblemáticos como la Plaza del Santísimo, la Plaza de España y la entrada final del Cristo al templo, que fue recibida con una atmósfera de recogimiento y júbilo.
Antes del inicio de la procesión, la Plaza del Santísimo acogió el tradicional juramento de oficios, mientras que durante el recorrido también tuvo lugar el cambio de oficios en el mismo escenario. Allí se interpretó, como es costumbre, “La Marcha Real”, que volvió a sonar tras la emotiva entrada de la imagen en la iglesia, acompañada por el Himno del Cristo de la Viga entonado por los asistentes.
Entre los presentes se encontraban autoridades religiosas y civiles, así como el coordinador provincial de la Delegación de la Junta en Toledo, Javier Úbeda, las reinas de las Fiestas y la Asociación Musical “Maestro Guerrero”, que acompañaron a la Cofradía del Cristo de la Viga y al séquito durante todo el acto.
El séquito de Danzantes del Cristo de la Viga 2025 estuvo encabezado por el Maestro, Carlos Javier Torres Santos, acompañado por los danzantes Ángel Córdoba García, José Manuel Díaz-Plaza Castellanos, Rodrigo Privado Pérez, Jaime Rullo Trujillo, Héctor Durango Novillo, Ángel Sesmero Salcedo e Iván Aranda Sánchez. El papel del Porra, encargado de poner la nota de humor con sus chascarrillos, recayó en Ángel Novillo Sánchez de Pedro, mientras que Ivonne Vaquero Durango fue la portadora de las tradicionales alforjas.
La jornada culminó con las últimas danzas que se prolongaron hasta bien entrada la madrugada, cerrando así una edición más de esta tradición única que sigue latiendo con fuerza en el corazón de Villacañas.