La Procesión de la Cera (Brihuega) rompe barreras al permitir que mujeres porten el estandarte por primera vez, mientras da inicio a la temporada de recolección de lavanda.

Mujeres portarán por primera vez estandarte en Procesión de la Cera (Brihuega) como arranque de la recogida de lavanda

En poco tiempo, los terrenos cercanos al núcleo urbano de Brihuega se transformarán en impresionantes alfombras de espliego, también conocido como lavanda, listas para su recolección a partir del día 14 de agosto, momento en el que se celebra la Procesión de la Cera. Esta festividad combina elementos lúdicos y religiosos y cambia la imagen del municipio alcarreño convirtiéndolo en un extenso y aromático tapiz de espliego por el que transcurre el estandarte de la Virgen de la Peña, patrona de la localidad.

Este año, por primera vez, se ha incorporado por turnos a varias mujeres para llevar este estandarte a una ceremonia en la que hasta ahora participaban sólo hombres, lo que indica una evolución en esta festividad cívico-religiosa ancestral que aglutina a miles de personas cada 14 de agosto, especialmente a niños y jóvenes.

La Procesión de la Cera es una manifestación cultural que combina leyendas, historia, fervor, alegría y diversión. En ella, se ve por primera vez un estandarte portado por mujeres, lo que no sólo responde a la solicitud de algunos padres, sino que también enriquece una tradición que no tiene similitud con ninguna otra y que se está convirtiendo en un atractivo turístico con un futuro prometedor debido a su arraigo en la cultura y personalidad de los briocenses, según señala Avelino González, miembro de la asociación cultural Gentes de Brihuega en declaraciones a Europa Press.

La Junta de la Cofradía de la Virgen de la Peña, cuyos cofrades portan el cetro, un ramillete de espliego y una vela apagada, acompaña al estandarte. Una comparsa de gigantes y cabezudos que corre tras los niños y miles de personas que participan en una celebración popular ancestral también se suman a la procesión. Esta forma parte del patrimonio inmaterial de los briocenses y la cofradía de la Virgen de la Peña es la encargada de su organización.

Resulta curioso que en esta procesión no salga ninguna imagen y se limite a la salida del estandarte de la patrona, como explica Concepción Rivas, secretaria de la cofradía. En la víspera de la Asunción de la Virgen María, toda la villa de Brihuega se une a la Procesión de la Vela, una tradición que data del bajo medievo y que está declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial. La innovación y crecimiento forman parte de esta manifestación cultural que busca un merecido reconocimiento regional.

Cuenta la leyenda que la virgen se apareció en una cueva en el siglo XI a la princesa Elima, hija del rey moro Al-Mamún. Elima se convirtió al cristianismo y construyó un templo para venerar a la imagen en lo que hoy es la iglesia de Santa María. Sin embargo, los hechos históricos sitúan el inicio de la celebración en el siglo XV. Brihuega estaba sitiada por las tropas navarras y tras la victoria, los brihuegos proclamaron a la Virgen de la Peña patrona y madre del pueblo y salieron en procesión hasta Santa Ana portando velas y hachones de cera encendidos que habían comprado a un mercader judío. La única condición que les puso el mercader fue que, al concluir el recorrido, volvieran a él para pesar la cera y cobrarles sólo lo consumido. Sin embargo, las velas pesaban lo mismo que cuando las compraron, hecho que se consideró un milagro. Desde entonces, esa manifestación lúdica y religiosa comenzó a ser el preludio festivo en honor a la patrona, tal y como explica Avelino González.

La ofrenda de un ramo de lavanda a la virgen realizada por una pobre madre que prometió hacerlo si su hijo volvía de la guerra y que, pese a tener pocos recursos económicos, cumplió su promesa, es otra de las características de esta efeméride. Los briocenses emulan esta antigua usanza, asevera Conchi Rivas, secretaria de la Junta de la cofradía, que cuenta con más integrantes que la propia población censada en Brihuega, unos 3600 cofrades.

En esta ocasión, por segundo año consecutivo y previo a la Procesión de la Cera, el 5 de agosto tendrá lugar la romería hacia el lugar donde están los restos de la ermita de Santa Ana, a poco más de tres kilómetros de la iglesia de Santa María, donde se va rezando el rosario y reviviendo lo que cuenta la leyenda y cómo nace esta procesión histórica de la recogida de la cera.

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