El domingo 9 de junio, Jordania celebró un evento de gran significado: la conmemoración de los 25 años de reinado del rey Abdalá II. A lo largo de este año, tanto los reyes como otros miembros de la familia real han participado en distintos actos conmemorativos y realizado varias visitas a lo largo del país. Las festividades conmemorativas culminaron ese día con un magnífico retrato oficial de los monarcas y un colorido desfile que contó con la asistencia de toda la familia real.
Durante el evento, la elegancia de la reina Rania y la princesa Rajwa captó todas las miradas. Ambas lucieron vestidos confeccionados a medida, adornados con bordados tradicionales jordanos que llevaban consigo una profunda simbología cultural. La reina Rania eligió un diseño único de Laith Almalouf, realizado en gasa blanca y constando de tres partes: una camisa de mangas abullonadas, una larga falda plisada y un corsé gris al estilo de una armadura que simboliza la protección y fortaleza que Jordania ha mantenido en las últimas dos décadas y media. Este diseño se destacó por sus botones en forma de estrellas de siete puntas y su falda decorada con espigas de trigo bordadas a mano, símbolos de unidad, esperanza, abundancia y prosperidad, respectivamente. En complemento a su atuendo, llevó una tiara con inscripciones en árabe y pendientes brillantes en forma de cascada.
Por su parte, la princesa Rajwa escogió un vestido a medida de la diseñadora jordana Honayda, destacado en las redes sociales por su elaborado proceso de creación, desde el boceto inicial hasta las extensas horas de trabajo artesanal necesarias para su bordado. Su atuendo, de color rojo con una elegante capa y adornado con pedrería, es un reflejo de la herencia cultural jordana y incorpora los colores de la bandera nacional.
El 9 de junio de 1999 marcó el inicio del reinado de Abdalá II, quien ascendería al trono tras la muerte de su padre, el rey Hussein I. El matrimonio entre Abdalá II y la reina Rania, celebrado seis años antes, es parte fundamental de esta historia. La recepción de su entronización, a la que asistieron 800 invitados en el palacio de Raghadan, fue el escenario para la primera aparición pública de Rania utilizando una tiara. Veinticinco años después, la alegría y solemnidad de aquella fecha emblemática se revivió en la capital jordana, donde la familia real mostró su elegancia y su firme compromiso con las tradiciones del país.