En la ciudad egipcia de Al-Arish, conocida por sus hermosas playas de palmeras en el norte del Sinaí, la paz se ve opacada por el sonido de las explosiones provenientes de la Franja de Gaza, localizada apenas a unos kilómetros al norte. A pesar de la proximidad geográfica, la situación en ambos lugares no podría ser más diferente. El paso fronterizo de Rafah, el único punto de entrada y salida hacia Gaza desde Egipto, permanece prácticamente cerrado, impidiendo el cruce incluso para la ayuda humanitaria, cuyas solicitudes son rechazadas de antemano por Israel.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha anunciado un leve relajamiento en el bloqueo humanitario que sufre Gaza tras once semanas, permitiendo la entrada de ayuda únicamente a través de una ONG vinculada al gobierno israelí. Sin embargo, esta medida es insuficiente frente al hambre que afecta al 93% de la población en Gaza, y que continúa en aumento.
La frontera de Rafah ha sido testigo de la frustración y desesperación provocada por el bloqueo durante los últimos 20 meses de conflicto entre Israel y Hamás. Pese a que en ocasiones se ha permitido el paso de ayuda humanitaria, desde el cese al fuego a principios de año, el bloqueo se ha intensificado. La ayuda humanitaria acumulada y lista para ser distribuida corre el riesgo de perderse ante la imposibilidad de su entrega.
Además, la situación en el lado palestino de Rafah es devastadora, con pocas estructuras en pie debido a la ofensiva israelí que ha desplazado a cerca de un millón de personas hacia esta ciudad. Israel controla ahora grandes partes de Gaza, y la estrategia militar empleada ha dejado a la población sin hogares a los cuales regresar y ha destruido gran parte de la infraestructura vital de la región.
La situación humanitaria es crítica, con un estimado de 56,000 muertos, un tercio de ellos niños, según las autoridades de salud de Gaza. La comunidad internacional está en alerta ante los ataques sobre centros de distribución de ayuda, que han dejado decenas de muertos en solo una semana.
La ayuda proporcionada por la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), respaldada por Estados Unidos y que reemplaza a la ONU en la distribución de alimentos, es insuficiente y su alcance limitado. Sus paquetes de alimentos apenas cubren las necesidades básicas de una familia por unos pocos días.
Ante esta situación, activistas de todo el mundo planean marchar desde El Cairo hacia el paso fronterizo de Rafah para exigir el fin de la guerra y la apertura de vías para la ayuda humanitaria. La urgencia de atender a los millones de desplazados y afectados por el conflicto en Gaza es palpable, mientras las bombas siguen cayendo y el mundo observa en angustiante espera de una solución humanitaria.