En un reciente informe dado a luz por una comisión de investigación de la ONU, se ha revelado que el ejército israelí aplicó la controversial «directiva Aníbal» durante los ataques terroristas del pasado 7 de octubre. Esta directiva justifica el uso de toda la fuerza posible para prevenir que los soldados sean capturados por el enemigo, incluso si ello implica poner en riesgo sus propias vidas. Según el documento, esta táctica llevó a la muerte de 14 civiles israelíes en los confrontamientos.
El informe, elaborado por la Comisión Internacional e Independiente de Investigación de los Territorios Palestinos, indica que en al menos dos incidencias, las fuerzas israelíes actuaron siguiendo esta directiva. En una de ellas, un tanque disparó contra un grupo de 13 personas que habían sido tomadas como rehenes en una casa del kibutz de Beeri, mientras que en otra, una mujer perdió la vida por fuego de un helicóptero mientras era secuestrada.
La investigación también señaló la presencia de ocho helicópteros sobre el Festival Nova, uno de los blancos principales durante los atentados, aunque no pudo confirmarse si desde estos se disparó contra civiles. Las acciones del ejército israelí durante los momentos iniciales de la respuesta a los atentados fueron calificadas por la comisión como «significativamente postergadas» e «inadecuadas», citando la lenta respuesta de pequeños grupos de fuerzas de seguridad, la insuficiencia numérica de los mismos y una evidente descoordinación.
Además, el informe criticó la prioridad dada por las autoridades israelíes a la identificación y entrega de cuerpos de las víctimas para su entierro, sobre la recolección de evidencias de los crímenes cometidos, entre ellos, crímenes sexuales. Estas acciones habrían complicado la documentación y análisis de los abusos perpetrados.
La aplicación de la «directiva Aníbal» y la gestión de las consecuencias de los ataques terroristas del 7 de octubre han generado un profundo cuestionamiento sobre las políticas de seguridad y los procedimientos del ejército israelí. La revelación de estas prácticas y sus resultantes, detalladas en el primer informe de la Comisión Internacional e Independiente de Investigación, alimenta el debate sobre la ética militar y los límites del uso de la fuerza en conflictos armados. Este análisis se suma a los desafíos que enfrenta la comunidad internacional en la búsqueda de soluciones duraderas y humanitarias a la prolongada disputa entre Israel y Palestina.