Una nueva serie de Antena 3 explora la fragilidad y fortaleza de una abogada en crisis
Amanda Torres no es la típica protagonista que tiene todo bajo control, ya que, ayudada por Elena Rivera, encarna una combinación de fragilidad y fortaleza a la vez. Así, la trama de la nueva serie de Antena 3 arranca con Amanda en su momento más bajo (una crisis nerviosa en plena sala de tribunal le hace perder el caso más importante de su carrera profesional), y la horrible forma como se muestra su trastorno obsesivo-compulsivo añade un naturalismo poco habitual en las ficciones judiciales.
Gabriel Ochoa (Manu Baqueiro) es su salvador profesional, pero a la vez el propio espejo de lo que Amanda podría llegar a ser. Su pequeño bufete (es el contrario de las grandes firmas elitistas) pone de manifiesto una filosofía propia: la abogacía comporta el servicio, y no la competición. Aquí no juzgamos a las personas por los errores cometidos le dice Gabriel a Amanda en uno de los momentos fundamentales de la relación, al incidir en el servicio que han de aportar.
No obstante, las cosas estables no se sostienen. La llegada de un caso de Daniela, su hermana, va en dirección contraria a esa recuperación lograda por Amanda y su consejero. Defender a una hermana no es lo mismo que hacerlo con un cliente más, y la serie toca la herida que supuso una ruptura entre el conflicto y lo personal. El recorrido de Amanda es un periplo lleno de altibajos, donde cada pequeño triunfo es sentido con grandeza, y donde enfrentarse al prejuicio de sus colegas, aprender a volver a confiar en su instinto, etc., son recordatorios de que la redención no es un camino lineal.
Lo más difícil no fue volver a los tribunales, sino asumir que sí merecía estar ahí», reconoce Amanda en una de las conversaciones más reveladoras. El despacho de Gabriel es también una contraposición al mundo del derecho tradicional. Mientras los grandes despachos existen por el prestigio del nombre, por el dinero y por la forma de obtener más dinero, él escoge los casos con un trasfondo humano, y cada cual tiene su lugar.