Enrique Aparicio, periodista cultural y escritor oriundo de Alpera (Albacete), ha debutado en el campo de la novela con su obra ‘La mancha’, publicada por Plaza & Janés en 2024. La narrativa de Aparicio se bifurca entre dos historias paralelas: una protagonizada por Valentín, un joven que se encuentra en la encrucijada de la vida tras regresar al pueblo que le vio nacer tras formarse en Madrid, y la otra por Ramona, una mujer que sobrellevó las adversidades de la posguerra española.
La novela, lejos de ser únicamente un reflejo de la vida del propio Aparicio, se adentra en la estructura de la autoficción, enlazando fragmentos biográficos con las libertades literarias propias del género. Enrique asegura que, aunque hay ecos de su propia experiencia como persona LGTBi en un entorno rural manchego, ha sabido diferenciar su identidad de la de sus personajes.
En una reciente entrevista concedida a Europa Press, Aparicio reveló detalles acerca de los paralelismos y divergencias entre él y su personaje Valentín. Ambos comparten ciertos códigos de vida y experiencias, pero el protagonista literario difiere del autor en aspectos sustanciales. Aparicio considera que su obra representa una búsqueda de referencias que van más allá del testimonio y exploran la narrativa de una vida marcada por prejuicios y una lucha contra el estigma social.
Valentín, al igual que muchos otros jóvenes LGBTi de pueblos pequeños, encuentra en la gran ciudad un escape y una proyección hacia un nuevo horizonte. Sin embargo, la obra también retrata la inevitable confrontación con su pasado, con las sombras que dejó en su lugar de origen. Enrique comparó este fenómeno con el de aquellos que abandonan sus raíces rurales creyendo que merecen algo mejor y se ven enfrentados, tarde o temprano, a los conflictos no resueltos.
El autor, reacio a simplificar su trabajo como un relato meramente centrado en el acoso o el bullying rural, presenta un viaje de autodescubrimiento donde prevalecen temas como la identidad, el amor y la aceptación. Incluso en su regreso, Valentín debe hacer frente a emociones no resueltas, y es en este contexto donde va ganando consciencia de su propia responsabilidad en el dolor que le suele acompañar.
Por otro lado, la novela no carece de reminiscencias al cineasta español Pedro Almodóvar, figura que Aparicio admite haber tenido presente durante su creación literaria. El autor no disimula ciertos homenajes a la impronta almodovariana y a la figura de Sara Montiel en su narración.
Finalmente, la obra de Aparicio también presta voz a la historia de Ramona, una mujer que, aferrada al habla manchega de su época, brinda una perspectiva fresca y auténtica a la narrativa. Inspirada en los recuerdos y relatos de África Sánchez, una nonagenaria residente de Alpera, la historia de Ramona se entrelaza sutilmente con la de Valentín, llevándolos a compartir emociones y experiencias sin que uno sea consciente del otro.
En definitiva, ‘La mancha’ promete ser no solo un espejo de las vivencias de su autor, sino también un reflejo de historias personales que convergen en la exploración de la identidad, el regreso y el enfrentamiento con uno mismo.