En un giro inesperado durante el Sorteo de la Lotería de Navidad, celebrado el pasado domingo 22 de diciembre en el Teatro Real de Madrid, una de las niñas de San Ildefonso paralizó el teatro y a los espectadores al anunciar por error un segundo premio Gordo, evento que marcó un momento de confusión sin precedentes en la historia del sorteo. Tras unos segundos de tensión, se aclaró que el número cantado correspondía en realidad a un premio de 1.000 euros y no al esperado monto de cuatro millones.
La secuencia no tardó en convertirse en un fenómeno viral, suscitando una ola de teorías y especulaciones en redes sociales, especialmente cuando se reveló que la joven estaba al tanto del error en la cantidad, inducida, según ella, por la sugerencia de «un chico» para que anunciara el incorrecto monto de cuatro millones de euros. Ante la avalancha de suposiciones, la institución de Loterías tomó cartas en el asunto, enfatizando en un comunicado que «la lista oficial publicada el 24 de diciembre es la única válida para confirmar los premios».
El incidente escaló al punto de ser un tema de discusión en el programa «TardeAR», donde se compartieron detalles exclusivos sobre el estrés y la presión que la niña involucrada y su familia estaban enfrentando. Un redactor del programa consiguió hablar con la madre de la joven, quien expresó su tristeza y preocupación al vivir lejos de su hija en estos momentos difíciles. La madre desmintió también todas las teorías conspirativas, asegurando que la situación fue meramente un resultado del nerviosismo de su hija.
Además, se reportó que la niña había sido objetivo de numerosos mensajes discriminatorios en las redes sociales, situación que llevó a la madre a hacer un llamado público para frenar el acoso y difundir un mensaje de sensibilización sobre el impacto negativo que estos actos tienen en los afectados.
Este incidente resalta no solo la presión a la que están sometidos los participantes de eventos públicos de gran magnitud como el Sorteo de la Lotería de Navidad, sino también la rapidez con la que se pueden difundir informaciones erróneas y teorías sin fundamento en las redes sociales, poniendo en evidencia la importancia de manejar estas situaciones con cuidado y sensibilidad.