Magali Varela de Torres, una trabajadora social ya jubilada, representa el rostro humano detrás de las complejas políticas de nacionalización en Europa. A sus 77 años, esta venezolana padeciente de alzhéimer, no ha podido convertirse en ciudadana española, a pesar de cumplir con el tiempo de residencia requerido y de haber ligado su vida a España a través de su familia, la cual posee la nacionalidad española.
La historia de Varela destaca las dificultades burocráticas y los desafíos en el proceso de nacionalización. A pesar de los esfuerzos de su hija Adriana, quien ha presentado la solicitud de nacionalización tres veces sin éxito, la respuesta del Ministerio de Justicia ha sido un mensaje automático solicitando documentación ya entregada. Este caso pone de relieve las barreras invisibles a las que se enfrentan muchos inmigrantes, especialmente aquellos con discapacidades o condiciones que les impiden cumplir con requisitos como el examen de cultura.
La situación de Varela contrasta marcadamente con casos de naturalizaciones rápidas y sin necesidad de cumplir con los requisitos habituales, como el del jugador de baloncesto norteamericano Lorenzo Brown y otras personalidades, a quienes se les concedió la nacionalidad española por carta de naturaleza, con el argumento de ser de “interés nacional”. Este contraste subraya las desigualdades en el acceso a la nacionalidad, no solo entre ciudadanos de distintos países de la Unión Europea sino también dentro de un mismo país.
Mientras que algunos países de la UE ofrecen vías aceleradas de nacionalización para inversionistas, deportistas o personas con logros excepcionales, el proceso para los residentes ordinarios puede ser largo y tedioso, con requisitos de residencia legal de hasta diez años en países como España. Además, la carga económica, los requisitos de integración y las barreras lingüísticas y culturales pueden significar obstáculos insuperables para muchos.
Los retrasos administrativos agravan aún más estas dificultades. Aunque hay plazos legales para resolver las solicitudes de nacionalidad, en la práctica estos tiempos suelen ampliarse significativamente. Casos como el de Varela de Torres y otros inmigrantes demuestran que, mientras esperan la resolución de sus solicitudes, se encuentran en una incertidumbre constante, lo que afecta su integración y su vida cotidiana.
La historia de Varela de Torres es un recordatorio de las diversas caras y las complicadas realidades de la política de nacionalización en Europa. Mientras algunos atraviesan el proceso con relativa facilidad, otros se encuentran atrapados en un laberinto de burocracia y requerimientos, a menudo luchando sin la visibilidad o el apoyo necesario para superar estas barreras. Esta situación subraya la necesidad de una reflexión y una reforma profundas en las políticas de nacionalización, para garantizar un proceso más justo y accesible para todos los que llaman a Europa su hogar.