En un reciente comunicado, Stefan Löfven, presidente del Partido de los Socialistas Europeos (PES), lanzó un contundente mensaje a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, advirtiendo que el apoyo de su grupo no debería ser tomado por garantizado si no se satisfacen ciertas expectativas políticas y de principios. La exigencia central del PES radica en asegurar un puesto de comisario para Nicolas Schmit de Luxemburgo, quien lideró la lista del partido en las pasadas elecciones europeas.

El sistema de spitzenkandidat, adoptado en 2014, se encuentra en el centro de la controversia, pues establece que los líderes de la Unión Europea deben seleccionar al presidente de la Comisión Europea de entre los candidatos principales de las familias políticas. Esta vez, el PES se siente marginado dado que, a pesar de las expectativas, Nicolas Schmit no ha sido nominado por el gobierno luxemburgués, controlado por el Partido Popular Europeo (PPE), lo cual complica su posición.

La situación se agrava con la elección de Ursula von der Leyen en 2019, quien, siendo una opción no discutida previamente, recibió el apoyo mayoritario gracias, en parte, al voto de socialistas y ecologistas. Ahora, ante la formación del próximo colegio de comisarios, los socialistas amenazan con retirar su apoyo si no se cumplen las expectativas, incluyendo la paridad de género en la Comisión y el rechazo a incluir a miembros del gobierno ultraconservador de Giorgia Meloni en Italia.

Además, la decisión de Luxemburgo de nominar a Christophe Hansen, miembro del PPE, sobre Schmit ha causado disconformidad, a pesar de las presiones por parte de figuras como Olaf Scholz, canciller alemán. En este contexto, Von der Leyen ha intentado persuadir a los estados miembros para que nombren más mujeres en sus candidaturas a comisarios, buscando alcanzar un objetivo de paridad de género en el colegio de comisarios.

El futuro de la Comisión Europea, por ende, se encuentra en una situación delicada, con negociaciones en curso que podrían definir el equilibrio de poder dentro de la Unión Europea. La insistencia del PES en un reparto equitativo y el cumplimiento de acuerdos preestablecidos son un claro recordatorio de que el apoyo al ejecutivo europeo no es incondicional y que los principios y compromisos políticos juegan un papel crucial en la configuración de la gobernanza europea. La respuesta de Von der Leyen a estas demandas establecerá precedentes importantes para la dinámica entre la Comisión Europea y el Parlamento Europeo en los próximos años.

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