En un firme acto de reaparición, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, marcó su retorno a la esfera política con un discurso electoral en Carolina del Norte, tras lo que muchos han calificado de debate televisivo desfavorable contra el aspirante republicano, Donald Trump. Frente a las voces que ponen en duda su capacidad, Biden, a sus 81 años, admitió abiertamente sus limitaciones actuales en comparación con su desempeño pasado, pero enfatizó su habilidad para «decir la verdad» como una constante inalterable.
Durante su discurso, Biden abordó la cuestión de la edad y los requisitos del cargo, reconociendo los cambios en su rendimiento. «No ando tan bien como antes. No hablo tan bien como antes. No debato tan bien como antes, pero sé lo que se me da bien. Sé cómo decir la verdad», declaró ante los asistentes, proyectándose a sí mismo como un candidato dispuesto a enfrentar de nuevo la contienda electoral y asegurando su confianza en poder desempeñar los deberes presidenciales.
Esta comparecencia fue también una oportunidad para Biden de contrastar su figura con la de Donald Trump, recordando al público las controversias y litigios del magnate republicano, así como su hesitación en comprometerse al respeto de los resultados electorales, en un claro intento de resaltar su propio compromiso con los principios democráticos y judiciales.
Biden aprovechó la ocasión para delinear algunas de sus prioridades de campaña, destacando particularmente su compromiso con la ampliación de la atención sanitaria y la defensa de los derechos de las mujeres, prometiendo avanzar hacia la legalización del aborto a través de una ley federal, a pesar de depender del Congreso para conseguirlo.
Sin embargo, el debate entre Biden y Trump, en el que el presidente tuvo una actuación titubeante según observadores, se tradujo en un aumento de las especulaciones sobre la idoneidad de Biden como candidato de cara a la continuación de la carrera electoral. Una encuesta de la CNN destacó que un 67% de los encuestados consideraban a Trump como el vencedor del enfrentamiento, lo que ha alimentado un cierto murmullo sobre la conveniencia de una reconsideración de candidatura dentro del Partido Demócrata, pese a que dichas voces se han manifestado de manera anónima.
En términos de influencia en las encuestas y percepción pública, el evento atrajo a casi 48 millones de espectadores, según datos preliminares de Nielsen, estableciendo el escenario para el siguiente debate el 10 de septiembre y subrayando una vez más la alta participación y el interés del público en esta contienda electoral. La reaparición de Biden, subrayada por una defensa de su integridad y capacidad, marca el inicio de una nueva fase en su carrera hacia la reelección, con el objetivo de reafirmar su conexión con el electorado y resaltar las diferencias fundamentales entre él y su contrincante republicano.