En Siria, el paisaje transformado por una década de conflicto ha comenzado a mostrar las cicatrices frescas de un capítulo reciente y sorprendente en su prolongada guerra civil. A lo largo de la carretera M5, que va desde Damasco hacia el norte, las secuelas de la lucha son visibles: asentamientos reducidos a escombros y vehículos que yacen abandonados en los arcenes, marcados por el enfrentamiento armado. Aquí, la abrupta caída del régimen de Bashar al-Ásad ha resonado con una fuerza indescriptible, marcando un giro decisivo en el conflicto sirio.
Con Alepo, Hamá, Homs y Damasco como escenarios de retiros apresurados del ejército sirio frente a los avances rebeldes a principios de diciembre, la caída del régimen no solo cambió el equilibrio de poder sino también el panorama geopolítico del país. La estratégica ciudad de Idlib, conocida por ser la cuna de la operación que eventualmente llevaría a la destitución de Al-Ásad, ha demostrado ser el corazón de la resistencia. La Organización por la Liberación de Damasco (HTS), una vez una facción menor de Al Qaeda, ha emergido como la fuerza dominante detrás de este cambio drástico, consolidando su victoria en apenas 11 días tras una lucha de 13 años contra un régimen aparentemente invulnerable.
El testimonio de Abu Omar, un excombatiente de Ahrar el Sham que se unió a las filas de la HTS, ilumina el extraordinario ascenso de esta organización. Compaginando el arte de la cocina con el entrenamiento militar, Omar es parte de una generación de luchadores que adaptaron sus habilidades y conocimientos a las demandas de un conflicto sin precedentes. Innovaciones como el uso de drones suicidas Shahín, mencionados por él como decisivos en la lucha, destacan la adaptabilidad y resiliencia de las fuerzas rebeldes frente a un enemigo superior en número y equipamiento.
De acuerdo a lo narrado, la estrategia de las fuerzas de oposición se basó en una combinación de tácticas guerrilleras y el uso astuto de la tecnología, elementos claves para sus operaciones. Además, la capacidad de adaptación y la autosuficiencia mostrada en el desarrollo de armamentos y tácticas de combate, sin depender de fuerzas externas, subraya una nueva era en la guerra de guerrillas moderna.
Más allá del campo de batalla, el paisaje político y social de Siria se enfrenta ahora a un futuro incierto. La disolución declarada de la HTS y su integración en un ejército que representa «el nombre de toda Siria» podría sugerir el comienzo de una nueva fase de reconstrucción y reconciliación, o bien, nuevos desafíos en el camino hacia una paz duradera.
Asimismo, las comunidades desplazadas, que ahora encuentran refugio en las antiguas bases de entrenamiento de la HTS, reflejan las complejidades de una nación que busca sanar mientras sigue encajando las piezas de su identidad fracturada. En este contexto de cambio y transformación, el relato de Siria se sigue escribiendo, con la esperanza y el temor compartidos de su gente hacia lo que traerá el futuro.