El 22 de diciembre, como cada año, trajo consigo la magia del sorteo de la Lotería de Navidad, llenando de alegría a los afortunados que vieron sus sueños cumplidos. Sin embargo, este año, una de las historias más conmovedoras se desarrolló en el interior de la redacción de Telecinco, donde Aitana, una joven estudiante en prácticas en el programa «El tiempo justo», vivió una jornada memorable gracias al azar.
El presentador Joaquín Prat no pudo contener su entusiasmo al anunciar la conexión con Aitana. «Vamos a saludar a una compañera a cuya familia le ha tocado un buen pellizco», dijo, con una sonrisa que reflejaba la emoción que invadía el estudio. Prat describió a Aitana como «muy trabajadora, muy curranta, pero muy discreta». Esta discreción fue evidente cuando Aitana, con una alegría contenida, compartió la noticia que cambiaría la vida de su familia: «Han sido 3 décimos: mi madre, mi abuela y mi tía. Mi madre me ha mandado una foto del décimo y no me lo he creído hasta que me ha llamado llorando».
El número 79.432 era el elegido, un número que promete un premio de 1.200.000 euros, antes de impuestos, y que podría transformar el camino de vida de sus seres queridos. La emoción fue palpable en la redacción, donde incluso Joaquín Prat se permitió bromear, diciendo que «casi nos hemos alegrado en la redacción más que ella misma».
La magia del momento aumentó cuando el programa conectó con La Bañeza, el municipio de León donde la familia de Aitana adquirió los décimos. Las voces de su hermana y prima, entre risas y sollozos, transmitieron la alegría y el asombro de la noticia. «Estamos en shock. Ha sido gracias a nuestro primo Pablo, que juega aquí y ha llevado la suerte a la familia», compartieron desde la distancia, recordando un pasado desafiante en el que, hace apenas cuatro meses, la familia atravesó un momento de crisis al enfrentar las consecuencias de un incendio en su hogar.
A pesar de la euforia del momento, Aitana mostró una notable determinación en su trayectoria profesional. «Aunque me haya tocado ‘El Gordo’, no me voy a ir de aquí», afirmó, lo que provocó una risa cómplice entre los presentes. Su compromiso con su trabajo es digno de admiración, así como su humildad ante un golpe de suerte sin precedentes.
Mientras las llamadas de sus seres queridos le pedían que celebrara juntos su suerte, Joaquín Prat decidió hacer un gesto especial. «Puede irse mañana, la mandamos un día antes. Es una circunstancia excepcional», propuso, generando un aluvión de risas y nerviosismo que envolvió a Aitana, quien finalmente se uniría a su familia para una celebración que seguramente quedará grabada en su memoria para siempre.
Un día que comenzó como cualquier otro en una redacción se transformó en un viaje emocional lleno de esperanza y alegría, recordándonos a todos que la vida puede cambiar en un instante, a menudo de la manera más inesperada.
















