La Fisioterapia ralentiza el deterioro producido por la Esclerosis Lateral Amiotrófica

Cada 21 de junio se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una patología degenerativa que afecta a las motoneuronas, células nerviosas del sistema motor ubicadas en el cerebro y en la médula espinal responsables del control del movimiento muscular voluntario. La enfermedad provoca una disminución gradual del funcionamiento de estas neuronas hasta su muerte, lo que impide que el cerebro inicie y controle el movimiento muscular, resultando en debilidad y atrofia muscular en el paciente.

Con el paso del tiempo, la enfermedad avanza y provoca una paralización que se extiende a diferentes regiones del cuerpo, hasta llegar a una parálisis total, con un pronóstico fatal. Además de la autonomía motora, también se ven afectadas la capacidad de hablar, tragar y respirar.

Es importante señalar que la ELA solo afecta a las neuronas motoras, por lo que no deteriora la mente, personalidad, inteligencia o memoria de la persona afectada. Los sentidos de la vista, olfato, gusto, oído y tacto, así como los músculos de los ojos, permanecen intactos. Sin embargo, el paciente se vuelve cada vez más dependiente, quedando «atrapado» en su propio cuerpo sin poder moverse, y necesitando ayuda para llevar a cabo las actividades cotidianas.

Ante esta situación, el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla-La Mancha desea resaltar la importancia de la fisioterapia para mitigar los efectos de esta enfermedad. Mediante la fisioterapia respiratoria, se puede contribuir, por un lado, a la prevención temprana con el objetivo de mantener la distensibilidad pulmonar y torácica y prevenir las atelectasias, realizando maniobras de reexpansión con un ambú, un dispositivo manual que proporciona ventilación con presión positiva a los pacientes que no respiran o que no lo hacen de manera adecuada.

Por otro lado, llevando a cabo el manejo de las secreciones, a través de la tos asistida manual, o de la tos asistida mecánica, a través de insufación o exuflación mecánica.

En fases más avanzadas de la enfermedad, es necesario sustituir la función de la musculatura inspiratoria con ventilación no invasiva. En estos casos el fisioterapeuta colaborará con la adaptación y adiestramiento en el uso del ventilador al paciente y a la familia.

Conforme la enfermedad progresa y la afectación bulbar empeora puede ser necesario la realización de una traqueostomía. El fisioterapeuta adaptará sus técnicas y las realizará a través de la cánula y colaborará en el manejo de la vía aérea.

También la hidroterapia tiene grandes efectos beneficiosos en la persona al poder realizar movimientos y ejercicios en un entorno acuático, gracias a la presión hidrostática (descarga de miembros, ayuda ante debilidad muscular, etc.), a los factores hidrodinámicos (resistencia al movimiento en el agua, etc.), efecto térmico (actúa a nivel fisiológico dependiendo de la temperatura del agua), y efecto psicológico (el agua puede facilitar el movimiento o permitir su ejecución generando así un gran impacto en el paciente, etc.).

En definitiva, gracias a las técnicas de fisioterapia, el paciente puede obtener beneficios como corregir la postura, disminuir el dolor, reducir la rigidez de los músculos, mejorar la amplitud del movimiento de las articulaciones, aumentar la fuerza y la longitud de los músculos y favorecer la independencia funcional.

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