La Expansión Cultural de Marruecos en África: Construyendo Lazos a través de Nuevas Mezquitas

Un impresionante minarete de casi 70 metros de altura se alza dominando el horizonte antes de cruzar el puente del bulevar de Gaulle en Abiyán, marcando el paisaje urbano del barrio de Biafra con su presencia. Este imponente edificio, que destaca entre las construcciones más modestas de la zona, no es otro que la Mosquée Mohammed VI, un centro religioso que encapsula la estrecha relación entre Marruecos y los países africanos a través de la fe. Por su diseño arquitectónico y función, se erige como un claro ejemplo del poder blando que el reino de Marruecos ha ejercido en el continente.

La mezquita más grande de Costa de Marfil, resultado de una fructífera colaboración con Rabat, abrió sus puertas a los fieles a principios de abril de 2024 tras tres años de constructivas laboras. Este monumental espacio religioso, con una capacidad para albergar aproximadamente a 7,000 feligreses, es parte de un complejo que incluye una biblioteca, una sala de conferencias y un pabellón administrativo, extendiéndose sobre una superficie de 25,000 metros cuadrados. En un país donde alrededor del 42% de sus 29 millones de habitantes practican el islam, la importancia de esta mezquita trasciende lo religioso para adentrarse en lo social y lo cultural.

La inauguración contó con la asistencia de destacadas figuras políticas y culturales tanto de Costa de Marfil como de Marruecos, incluidos el Drissa Koné, Consejero Especial del Presidente de la República de Costa de Marfil, y Mohamed Riski, secretario general de la Fundación Mohamed VI de Ulemas Africanos, entre otros. Este evento no solo marcó la apertura de un lugar de culto sino también la reafirmación de los lazos históricos y espirituales entre las naciones africanas y Marruecos.

La estrategia marroquí de extender su influencia en África a través de la religión ha sido particularmente notoria desde la serie de atentados en Casablanca en 2013, que impulsó al reino a buscar reforzar la seguridad espiritual mediante la reorganización de su campo religioso. Esto ha llevado a la creación de nuevas instituciones como el Instituto Mohamed VI para la formación de imanes y la Fundación Mohamed VI para los Ulemas Africanos, con el objetivo de unificar los esfuerzos de los eruditos islámicos en Marruecos y el resto de África, promoviendo valores de un islam basado en la tolerancia y el malikismo.

Estos esfuerzos no se limitan a un contexto puramente religioso sino que también entran en los terrenos político y geoestratégico. En un continente agitado por desafíos económicos, políticos y de seguridad, Marruecos ha encontrado en la religión un canal para fortalecer su presencia y su influencia. Este acercamiento también se interpreta como una estrategia para contrarrestar la presencia de la República Árabe Saharaui Democrática en la Unión Africana, así como para consolidar la posición de Marruecos en África, no solo como puente cultural y religioso sino también como actor económico y político clave.

La figura del Rey Mohamed VI ha sido central en esta diplomacia religiosa, personalizando la influencia marroquí a través de sus visitas a varios países africanos y su participación en importantes eventos religiosos y sociales. Su activa involucración refuerza la imagen de Marruecos como un líder en el fomento de un islam moderado y tolerante, ejemplificado en la distribución de copias del Corán y en la interacción directa con líderes religiosos de distintas comunidades y escuelas de pensamiento.

La apertura de la mezquita Mohammed VI en Abiyán no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia más amplia de Marruecos para proyectar su influencia religiosa y cultural en África. A través de estos lazos espirituales, el reino alauí busca fortalecer sus relaciones interafricanas, promoviendo la paz, la tolerancia y el desarrollo mutuo.

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