La Estrategia de Biden en la Frontera Sur: Retomando Políticas de la Era Trump

En un giro sorpresivo que está generando significantes debates tanto en el espectro político como en la opinión pública, el presidente Joe Biden se apresta a sancionar un decreto que restrinja de manera sustancial los flujos migratorios irregulares en la frontera sur de Estados Unidos. Esta medida, de tintes inequívocamente restrictivos, no solo agilizará las deportaciones sino que prohibirá a los inmigrantes indocumentados postular a asilo en el país. Lo notable de esta decisión es su sorprendente similitud con las políticas implementadas por Donald Trump en 2018, una figura cuya presencia sigue proyectando una larga sombra sobre el panorama político estadounidense.

Trumpsismo sin Trump parece ser el leitmotiv de la actual administración, conforme a las últimas acciones políticas tomadas desde la Oficina Oval. Al margen de la retórica y las fuertes críticas que la emergencia de dichas políticas suscitó en su momento, el adoptar medidas que en esencia son espejo de las controversiales iniciativas de Trump, redibuja el campo de la política estadounidense en términos que muchos no habrían imaginado hace tan solo unos años.

La estrategia de Biden hacia China es otro ámbito donde se percibe una congruencia notable con el enfoque de Trump. La postura de adoptar a China no como un «socio estratégico» sino como un «competidor estratégico», iniciada por Trump, no solo ha sido continuada bajo Biden, sino que en determinados aspectos se ha intensificado. Incluyendo, entre otras medidas, la imposición de aranceles adicionales a mercancías chinas que cubren sectores estratégicos como el de los automóviles eléctricos y los microchips.

Este desenlace, que sosteniene la presión sobre Pekín a través de la política de aranceles, es una muestra de cómo la administración Biden, lejos de distanciarse de las iniciativas más polémicas de su antecesor, ha optado por mantener, e incluso ampliar, ciertas estrategias. A pesar de que Biden había prometido durante su campaña un acercamiento más tranquilo respecto a China, los acontecimientos parecen demostrar una disposición a mantener un frente rígido frente a las mismas preocupaciones que antes destacaba Trump.

Esta continuidad de políticas también alcanza esferas de la diplomacia y el comercio internacional, donde la administración actual ha seguido promoviendo y trabajando en la esfera de influencia estadounidense, evidenciando una estrategia que, aunque formulada con una retórica menos confrontativa, no se aleja radicalmente de los trazos gruesos marcados por la precedente administración.

Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, la interrogante entre los votantes estadounidenses se agudiza: si las políticas de importancia siguen un curso ideado y establecido por Trump, ¿se inclinará la balanza electoral hacia el ‘producto original’ de cara a los futuros comicios? Este panorama refleja una realidad política donde, más allá de las figuras y las afiliaciones, son las políticas y su impacto en la vida de los estadounidenses y su proyección global, las que continúan en el centro de la arena política.

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