La Estafa de NPR y PBS: Un Robo que Ha Durado Demasiado Tiempo

Desde hace años, los contribuyentes estadounidenses han estado financiando a National Public Radio (NPR) y al Public Broadcasting Service (PBS), instituciones que han sido acusadas de difundir propaganda radical y progresista bajo la apariencia de “noticias”. A lo largo del tiempo, el presidente Donald Trump ha señalado que el financiamiento estatal de los contenidos sesgados de estos medios representa un costo innecesario para los ciudadanos.

Los ejemplos de la información cuestionable que emiten NPR y PBS han sido objeto de controversia. En 2024, NPR presentó un reportaje para el Día de San Valentín sobre “animales queer” que planteaba ideas fantásticas, como que el pez payaso de la película Buscando a Nemo habría estado mejor como hembra. Por su parte, PBS produjo un documental abogando por reparaciones, lo que ha desatado debates ardientes sobre justicia social y economía.

En los últimos años, diversas críticas han surgido en torno a cómo estas entidades cubren la política actual. En un episodio de su programa Washington Week en 2023, PBS se vio señalado por omitir el evidente deterioro cognitivo del presidente Joe Biden, mientras un periodista de tendencia liberal aseguraba que el mandatario era “bastante agudo”.

El contenido de NPR ha sido igualmente controvertido. En varias ocasiones, la emisora se ha aventurado a abordar temas previamente considerados tabú, como la “comunidad de entusiastas de dinosaurios de género no binario” o el fenómeno de los “furries”. Han existido también críticas sobre cómo NPR trata cuestiones como la obesidad y el género, con reportajes que vinculaban el tamaño de las puertas con la “fatfobia latente” o la capacidad de los animales para tener pronombres.

Más allá de los reportajes, tanto NPR como PBS han enfrentado acusaciones por su sesgo político. En 2020, NPR desestimó la cobertura del escándalo del portátil de Hunter Biden, argumentando que no querían “perder el tiempo en historias que no son realmente historias”. Esta actitud fue reflejada también en el despido de un reportero veterano que criticó la tendencia de la emisora a priorizar las narrativas liberales.

Un análisis de los medios de comunicación reveló que el 85% de la cobertura hacia los republicanos en PBS fue negativa, en contraste con el 54% de los demócratas que recibió una cobertura positiva. También se reveló que el personal de PBS utilizó 162 variaciones del término “extrema derecha”, mientras que solo seis para “extrema izquierda”, lo que pone de manifiesto un desbalance notable en su cobertura informativa.

A medida que se continúan realizando estudios sobre el sesgo de estos medios, la percepción de que NPR y PBS se alinean con agendas progresistas se hace más fuerte. La crítica sobre la falta de diversidad en la ideología de sus redactores y su resistencia a discutir perspectivas no liberales resuena en un amplio espectro de la sociedad.

La trama compleja de la financiación pública, la parcialidad en la cobertura y la capacidad de influir en el discurso nacional sigue siendo un tema de conversación relevante en los círculos políticos y mediáticos, evidenciando la necesidad de un debate necesario sobre el rumbo que deben tomar los medios públicos en Estados Unidos.

Fuente: WhiteHouse.gov

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