La Endiablada de Almonacid del Marquesado se encuentra en el último mes de preparación para su próxima celebración, con la esperanza de obtener la declaración de Interés Turístico Nacional. El alcalde, Álvaro Martínez Chana, ha subrayado que esta festividad ya había conseguido en 1969 reconocimientos de interés turístico, pero la aparición de nuevas categorías ha llevado al municipio a trabajar arduamente para alcanzar esta distinción.
Desde la modificación de la normativa en 2019, el Ayuntamiento ha recopilado más de una veintena de certificados de impacto en prensa digital, algunos de los cuales tienen repercusión internacional. Martínez Chana confía en que durante este mes de enero se complete el expediente necesario para presentarlo ante el Gobierno regional, a fin de que este sea elevado al Ministerio correspondiente.
La fiesta, que celebra a San Blas, se caracteriza por la singularidad de sus personajes: los diablos, que no usan cuernos ni cola, sino llamativas mitras rojas de obispo y grandes cencerros que retumban por las calles. Estos personajes estrafalarios vestido de blusas y pantalones llamativos, hacen ruido con sus cencerros y empuñan una cachiporra que lleva la efigie del demonio. Junto a ellos, los Danzantes realizan danzas de paloteo y castañuelas, recitando poesías a la Virgen y a San Blas.
La celebración se centra en dos conjuntos principales que aportan un carácter contrastante a la festividad. Mientras que los diablos irrumpen en escena con estruendos y movimientos desorganizados, las danzantas lucen vestimentas delicadas y bailan siguiendo un ritmo marcado por la música, cuidando cada paso y verso recitado. Esta red de oposiciones entre el desorden de los diablos y la meticulosidad de las danzantas otorgan a la Endiablada un carácter excepcional, donde se fusionan las expresiones religiosas de distinta índole en un equilibrado espectáculo de lo divino y lo humano.