La crisis del acceso a la vivienda se agudiza en España, donde el precio de la vivienda ha aumentado de forma alarmante, dejando a miles de familias desbordadas y con pocas alternativas ante la imposibilidad de acceder a una hipoteca. En los últimos cinco años, la suma necesaria para cubrir la entrada y los gastos iniciales ha escalado hasta los 65.000 euros, lo que representa un 33% más que en 2019, de acuerdo con datos de pisos.com. Esta situación ha contribuido a que muchos trabajadores, incluso aquellos con contratos estables, comiencen a dudar de su capacidad para comprar una vivienda.
El informe del Instituto Nacional de Estadística corrobora esta tendencia preocupante, señalando que los precios de la vivienda libre han aumentado un 12,7% en el segundo trimestre del año, el mayor incremento registrado desde que se inician estos cálculos. En este contexto, se han acumulado 45 trimestres consecutivos de incrementos interanuales en los precios, lo que intensifica la sensación de que la vivienda se convertirá en un bien cada vez más inaccesible.
Las historias personales reflejan la magnitud del problema. En un reciente programa de LaSexta, Joao Oliveira expuso su lucha diaria por llegar a fin de mes, que lo ha llevado a compaginar dos trabajos: “Uno para pagar y el otro para sobrevivir”. Oliveira señaló que el alquiler consume una parte desmesurada de su salario, lo que le impide pensar en un futuro más estable. “El alquiler es la trampa, te quita gran parte de tu sueldo, y la cesta de la compra sigue subiendo sin parar”, enfatizó. Su testimonio resuena con el de muchos que sienten que la brecha entre ricos y pobres se amplía cada vez más.
La frustración de Oliveira es compartida por un amplio espectro de la clase trabajadora que ve cómo sus esfuerzos no se traducen en avances económicas. “La sensación es que trabajas y aún te sientes pobre”, confesó, añadiendo que las similitudes con el pasado han intensificado su incertidumbre. “Antes, bastaba con un salario para acceder a una hipoteca, hoy en día ni con dos empleos se logra obtener una”.
El experto inmobiliario Sergio Gutiérrez avisa incluso que la situación podría empeorar, pronosticando que “el alquiler no va a bajar en 2026 y lo peor de todo es que se va a volver mucho más inaccesible”. Estas palabras aumentan la inquietud sobre el futuro del mercado residencial en un país donde el sueño de tener una vivienda propia se aleja cada vez más de la realidad de muchas familias, atrapadas en un círculo vicioso que parece no tener solución a la vista.

















