El Antiguo Casino de Ciudad Real acogía esta noche la primera de las tres conferencias, que se van a realizar con motivo de la conmemoración del VIII Centenario del nacimiento del rey Alfonso X el Sabio (1221-2021) y que irán acompañadas de un concierto el 23 de noviembre y una representación teatral el 24 de noviembre.
El Antiguo Casino de Ciudad Real acogía esta noche la primera de las tres conferencias, que se van a realizar con motivo de la conmemoración del VIII Centenario del nacimiento del rey Alfonso X el Sabio (1221-2021) y que irán acompañadas de un concierto el 23 de noviembre y una representación teatral el 24 de noviembre.
La primera conferencia, que ha sido inaugurada por la alcaldesa de Ciudad Real, Eva María Masías, acompañada del concejal de Cultura, Nacho Sánchez, del presidente del Instituto de Estudios Manchegos, Alfonso Caballero Klink y miembros de la corporación municipal, ha sido impartida por el profesor Vicente Castellanos Gómez y ha estado centrada en “la música en la época de Alfonso X el Sabio”.
Castellanos Gómez ha hecho un extenso recorrido sobre el manuscrito de las Cantigas de Santa María que fueron concebidas, o al menos coordinadas por un rey al que se puede considerar “trovador y poeta”, sabio en leyes, obras científicas, de historia y de música, aunque en otras artes como el de la política tuviera sus errores. Las Cantigas de corte trovadoresco y paralitúrgico, se diferencian de la temática abiertamente profana de los trovadores del resto y de Europa y de la música sacra de la época. Se trata de un conjunto de 417 composiciones en honor a la Virgen María, que se realizaron a finales del siglo XIII (1270-1284), aunque seguramente estarían compuestas con anterioridad. Una época en la que el canto gregoriano que se había extendido por los monasterios benedictinos, a partir del siglo IX, entraba en decadencia, así como su concepto horizontal de la música y tomaba fuerza, con el gótico, el “Ars antigua”, en el que aparece la medida que tiene que ser ternaria.
Las Cantigas se escriben sobre notas más largas, aporta el ritmo binario que hasta entonces estaba mal visto, porque tenía que ser ternario. Según el gran historiador de esta obra, Higinio Anglés, es probable que sus creadores fueran más músicos que literatos.
Vicente Castellanos Gómez definía esta gran obra de nuestra cultura artística como “un paso de gigante” en la figura musical, y además aporta un carácter didáctico mediante las miniaturas. Combinan según el profesor tres elementos para llegar a todo tipo de personas, por una parte “se dirigen al lector, al que sabe leer con preparación intelectual, la parte musical se encarga de que haya un mensaje con instrumentos musicales del pueblo y finalmente, visualmente aportan iconografía como un programa docente”.
Los cuatro códices que se conservan se encuentran repartidos por distintos puntos de Europa, Toledo, San Lorenzo de El Escorial o Florencia, incluyen siempre al rey Alfonso X el Sabio como un gran coordinador, del que los copistas esperan indicaciones para empezar la obra. La obra tiene gran importancia, por todo ello, desde un triple punto de vista, como obra literaria, musical y pictórica y pone de relevancia la figura del rey Alfonso X como un rey de gran sabiduría e interés por la cultura.