La colección cervantina Zunzunegui homenajeada en la 6ª Mesa Redonda

La mañana del sábado 27 de abril, en el marco de la Semana del Mayo Manchego que se celebra actualmente en Pedro Muñoz, Ciudad Real, se enriqueció con una destacada Mesa Redonda Cervantina dedicada a «Las ediciones del Quijote». El evento se llevó a cabo en la sala de conferencias del Centro Cívico, atrayendo un notable interés por su relevante temática.

El presidente de la Sociedad Cervantina, Juan Bautista Mata Peñuela, inauguró la sesión explicando que esta Mesa itinerante ha visitado ya los puntos más emblemáticos de la comarca de la Mancha, incluyendo Quero, El Toboso, Puerto Lápice, Alcázar de San Juan y Campo de Criptana. Destacó la importancia de celebrar esta edición en Pedro Muñoz, con el fin de promover la excepcional colección cervantina Zunzunegui que posee el Ayuntamiento y darla a conocer a cervantistas de todo el mundo.

El alcalde de Pedro Muñoz, Alberto Lara Fonseca, dio la bienvenida a los asistentes y expresó su gratitud a la familia Zunzunegui, en particular a Adolfo Zunzunegui, quien estuvo presente representando a su familia. Resaltó la donación de esta valiosa colección cervantina, considerada la segunda más importante de España, que recientemente se ha enriquecido con nuevos dibujos y grabados de temática quijotesca, elevando el total de piezas a cerca de 900. Estos incluyen libros, ensayos, imágenes, esculturas, cromos, postales, naipes y correspondencia relacionada con la colección.

Al finalizar la Mesa Redonda, los ponentes y asistentes tuvieron la oportunidad de visitar la colección y admirar tanto las diversas ediciones del Quijote como los demás objetos que la integran, lo cual subrayó la riqueza y profundidad del legado cervantino en la región.

Seguidamente Enrique Suárez Figaredo, Socio de Honor de la SCA y moderador de la Mesa, presentó brevemente a las ponentes e indicó al inicio de cada intervención sus ocupaciones y lugares de procedencia, así como sus principales trabajos de investigación y el título de sus ponencias, pero asegurando a los presentes que se disponían a escuchar a tres mujeres de las que en el mundo académico es difícil superar en el tema a tratar en esta Mesa.

Inició las intervenciones la profesora de la Universidad Complutense de Madrid, Ana Martínez Pereira,  que junto con el profesor Víctor Infantes trabajó en la localización, estudio y catalogación del censo de ejemplares que existen en la actualidad de la prínceps (primera edición) del Quijote de 1605, de la que dijo habían localizado 28 ejemplares a lo largo del mundo, repartidos en diferentes países: 6 en España y Francia, 3 en Inglaterra, 1 en Austria, Italia y Alemania y 10 en Estados Unidos, el país con más posibilidades de adquisición debido al coste necesario para hacerse con uno de estos ejemplares, ya que la última adquisición de una prínceps a cargo de un coleccionista, se llevó a cabo hace más de 25 años y para ello tuvo que desembolsar la cantidad de 1,5 millones de dólares.

Su ponencia llevó por título Notas de lectura en las primeras ediciones del Quijote” y versó sobre las anotaciones en los ejemplares de esta edición. Entre otras muchas cosas interesantes de las que habló, estableció una clasificación de las anotaciones por su lugar de ubicación en el libro: las hojas de guarda (donde suele haber notas de los archiveros sobre la colocación y ubicación en el archivo), en la portada (estas más relacionadas con la pertenencia a su dueño del ejemplar en cuestión), y en el texto, que la mayoría de las veces dan información muy relevante sobre sus primeros poseedores (y posteriores propietarios del libro) y sus intereses como lectores.

Puso de relieve que el primero que ideó anotaciones en los manuscritos ficticios, fue el propio Cervantes cuando en el Cap. 9 de la Primera Parte, refiere como el morisco aljamiado que encuentra en el Alcaná de Toledo para traducirle los manuscritos arábigos encontrados, al preguntarle el motivo de su risa, este le explica el motivo:  —Está, como he dicho, aquí, en el margen, escrito esto: «Esta Dulcinea del Toboso, tantas veces en esta historia referida, dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha». De esta forma, el autor, parecía querer animar a hacer lo propio a sus futuros lectores. Dijo que, aunque parezca sorprendente no lo es, ya que cualquier cosa que imaginemos en relación con la historia del Quijote, antes ya ha pasado por la cabeza de Miguel de Cervantes y lo ha dejado plasmado en el Quijote.

A continuación, intervino Esther Bautista Naranjo, profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha que con la ponencia El Quijote en otras palabras: las primeras traducciones europeas”, disertó de forma muy amena sobre como una obra tan peculiar no acertó a ser traducida de forma correcta a otras lenguas porque además de traducir literalmente el texto, el traductor tiene que captar la intencionalidad del  autor y trasladarla a los lectores del país donde va a ser recibida con las dificultades que ello conlleva.

Indicó que el mito del Quijote que se ha forjado en el mundo es gracias a las traducciones que han hecho posible que esta obra llegue a lectores de muchos países. Consideró  que en su  opinión los personajes del Quijote son “marca España” y son tan singulares y a la vez reconocidos, que, por medio del Quijote, Cervantes nos regaló una publicidad nunca soñada a nuestro país y sobre todo a la Mancha.

Entre otras cosas de relevante interés, dijo que el Quijote es un libro único en sí mismo, traductológicamente hablando, y que el universo ficcional cervantino es un fenómeno de la traducción, ya que según cuenta el narrador (DQI, 9) se trata de unos manuscritos en idioma arábigo, escritos por Cide Hamete Benengeli y que pidió a un morisco aljamiado que los tradujese: «y roguele me volviese aquellos cartapacios, todos los que trataban de don Quijote, en lengua castellana, sin quitarles ni añadirles nada, ofreciéndole la paga que él quisiese», es decir, debe traducirlos fielmente sin tener en cuenta que se trataba de dos esferas culturales tan diferentes como la arábiga y la castellana.

Incidió también Esther Bautista en que las primeras traducciones al francés, con todas sus imperfecciones, se trasladaron al resto de lenguas, cuando utilizaron los Quijotes en francés como base a las traducciones a las lenguas eslavas.

Finalmente, acabo el turno de intervenciones Isabel Ruiz de Elvira Serra, quien desde 2020 es la directora del Departamento de Manuscritos, Incunables y Raros de la Biblioteca Nacional de España, entre cuyas funciones está la conservación y difusión de la colección cervantina, integrada en la Sección de Siglo de Oro, dentro del Servicio de Reserva Impresa. Su ponencia se tituló: “Ediciones del Quijote en la colección cervantina de la Biblioteca Nacional de España”.

Ofreció un detallado repaso a la soberbia colección cervantina de la biblioteca, explicó la forma en que se ha ido conformando a través de la historia y que en 1968 experimentó un impulso definitivo con la adquisición de los fondos de la colección del industrial Juan Sedó Peris-Mencheta que constaba de 8.853 volúmenes y 138 cajas de folletos y todo tipo de materiales.

La BNE posee todas las ediciones del Quijote desde 1605 hasta mediados del siglo XIX, lo que se conoce como Monografías Antiguas que está formada por 304 ediciones con 2.738 volúmenes.

Informó también que con posterioridad a 1831, la Biblioteca Nacional posee todas las ediciones publicadas que suman un total de 3.116, de las que 2.022 de ellas son en español y 1.094 en otras lenguas.

El total de la colección cervantina de la BNE asciende a 11.904 ejemplares. Dijo que todas ellas pueden consultarse en formato digital en la página de las Ediciones del Quijote de la BNE https://www.bne.es/es/quijote/index.html como también en el portal de la Biblioteca Digital Hispánica https://www.bne.es/es/catalogos/biblioteca-digital-hispanica).

Siguiendo el horario previsto, comenzaba la Mesa redonda pocos minutos después de las 11:00 y se prolongó hasta las 13:30 cumpliendo de forma rigurosa la planificación, tiempo en el que hubo espacio a que por parte del moderador y del público asistente se formulasen preguntas a las ponentes. Las respuestas proporcionadas han ampliado aún más el contenido de lo expuesto en sus ponencias.

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