La Celebración Latina de Sheinbaum brilla aun sin la presencia de Felipe VI y destaca con Irene Montero como invitada de honor

Un día antes del hito que marcaría la escena política en México, con el cambio de presidencialismo de Andrés Manuel López Obrador a Claudia Sheinbaum, la voz de Irene Montero, eurodiputada y secretaria política de Podemos, resonaba en el espacio digital, manifestando su entusiasmo por ser testigo del evento. A través de sus redes sociales, hizo pública su posición frente a la ausencia de representación oficial española en la ceremonia, vinculándola a una decisión política centrada en la figura del rey de España y las repercusiones históricas de la monarquía borbónica en las relaciones exteriores basadas en el respeto mutuo y los derechos humanos. Su aparición en redes, luciendo una sudadera que simboliza la República Española, no dejaba lugar a dudas sobre sus expectativas por un cambio que resonaba con sus ideales republicanos.

Sin embargo, a pesar del eco de sus previas declaraciones en las redes sociales, la presencia de Montero se diluía entre las multitudes durante la ceremonia de toma de protesta de Sheinbaum, donde España solo fue mencionada en el agradecimiento a los representantes internacionales, particularmente al diputado independentista Gerardo Pisarello. Otro español, Javier Sánchez Serna, diputado de Podemos por la Región de Murcia, también acudió al evento, destacando la ironía de su asistencia gracias a los «asientos libres» que deberían haber sido ocupados por representantes de la monarquía y el gobierno español. Desde Ciudad de México, Sánchez Serna compartió su visión de México como una esperanza frente a la tendencia hacia la derecha en Europa.

Esta investidura no solo significó un cambio presidencial, sino también un acto de despedida sin precedentes para López Obrador, marcado por una celebración de acento latinoamericanista, distante de los finales turbulentos de mandatos anteriores en la historia reciente de México. Sin embargo, lejos de los festejos, la sombra de la violencia, la impunidad y dificultades sociales siguen marcando al país, haciendo evidente la complejidad de la realidad mexicana más allá de la algarabía política.

La ausencia notable de Felipe VI, quien no recibió invitación a la ceremonia a raíz de tensiones previas entre López Obrador y la corona española, añadió un matiz de discordia a un evento caracterizado por su fuerte presencia latinoamericana y limitada representación europea, con Christian Wulff asistiendo en representación de Alemania. Este panorama reflejó las tensiones y alianzas en una región moviéndose en un estrecho margen entre las tradiciones y los nuevos paradigmas políticos.

Así, la toma de protesta de Claudia Sheinbaum no solo se convirtió en un simbolismo del cambio en México, sino que también puso de manifiesto la diversidad de respuestas internacionales ante este nuevo capítulo en la política mexicana. Entre festividades y ausencias notables, el país sigue avanzando hacia un futuro incierto, llevando consigo la esperanza de superar las adversidades que han marcado su historia reciente.

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