La esperada reunión entre Donald Trump y Vladímir Putin en Budapest ha sido pospuesta indefinidamente, según fuentes de la Casa Blanca. Pese a que ambos líderes habían discutido la posibilidad de un encuentro en las próximas semanas, los planes se han desvanecido. Ni el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ni el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, planean reunirse en persona, a pesar de haber mantenido una conversación «productiva» el pasado 20 de octubre.
Lavrov, en una reciente rueda de prensa, enfatizó que la posición de Rusia sobre las negociaciones para un alto al fuego sigue sin cambios significativos. Además, el canciller ruso cuestionó la elección de Budapest como sede para la cumbre, planteando preocupaciones sobre las potenciales complicaciones de seguridad, incluyendo una posible orden de arresto en su contra. Esto sugiere que el avance hacia la paz en Ucrania sigue siendo un camino complicado y lleno de obstáculos.
Mientras tanto, la situación en el frente ucraniano se mantiene tensa, con Moscú insistiendo en condiciones que Gladimir Zelenski apenas puede aceptar. La exigencia de Putin de controlar Donetsk se perfila como un punto crucial que podría desestabilizar cualquier esfuerzo por alcanzar un acuerdo duradero, y la ausencia de claridad pública por parte de Trump sobre esto deja a muchos cuestionando la real intención de Estados Unidos en el conflicto. La atmósfera tras el encuentro entre Trump y Zelenski parecía reflejar un desánimo palpable, lo que solo intensifica la incertidumbre sobre el futuro de Ucrania en medio de la guerra.
Artículo resumido que puedes leer completo aquí